'No llamemos arte al arte contemporáneo'

Por Deperez5


En una reciente entrevista publicada en el diario español El País, el escritor y académico francés Marc Fumaroli, quien llegó a Barcelona para presentar su libro “París – Nueva York – París. Viaje al mundo de las artes y de las imágenes”, respondió a la pregunta-mote-descalificación más usada contra los críticos del arte contemporáneo: ¿Es usted reaccionario?

A continuación, y con la casi certidumbre de que los grandes medios de prensa locales optarán por arrojar esta información al cesto de los papeles, transcribimos algunas de las ideas que Fumaroli formuló en la entrevista, un ejemplo genuino de pensamiento crítico e independiente, algo muy poco frecuente en el mundo del arte:

'Es verdad que me gusta mucho reaccionar y las gentes que reaccionan están muy vivas. Lo tomo en el sentido exacto del término. No creo que la historia tenga un sentido ni que tengamos que inclinarnos ante el sentido de la historia. La gente que me interesa son aquellos que van contracorriente. He conocido la época en la que todo el mundo marchaba en el sentido de la historia, que no era otro que el que se marcaba desde Moscú. Me hace feliz estar contracorriente e incluso ser muy reaccionario. Cierto, ahora hay que reaccionar contra otras cosas distintas a las del momento en el que la URSS era considerada en Francia como la promesa del futuro de la humanidad'.

'Hay una nueva clase social que surge de la acumulación del dinero en una esfera extremadamente estrecha, pero mundial. Estos millonarios ya no quieren tener en casa un Tiziano o un Delacroix, sino signos exteriores de riqueza. Y eso es lo que les proporcionan las galerías que les ofrecen tiburones dentro de tanques de formol o juguetes sofisticados como los que produce Jeff Koons'.
'A la gente le gustan otras cosas, el deporte, la música rock... No me parece mal. Lo que me resulta odioso es vender a esta gente, que no lo quiere y que tampoco se lo puede permitir, un arte reservado a la imagen de los famosos. La gente común va mucho más al museo del Louvre, a los museos de arte antiguo... Esos lugares convocan auténticas peregrinaciones'.

'Hay un mundo entre Duchamp y Warhol. La fórmula de Duchamp era: 'todo lo que se pone en un museo se convierte en obra de arte'. Warhol la utiliza en el sentido de que todo lo que hay en los supermercados puede entrar en museo y convertirse en obra de arte. Nunca Duchamp pensó esto'.
'Hay un punto común en el arte, la exigencia de una obra, y hemos entrado en un mundo en el que el arte no supone una obra, sino solo un concepto, una cosa efímera que durará un tiempo breve y que, momentáneamente excita un poco a los periodistas. Esta es la gran ruptura. No hay derecho a utilizar la palabra arte para lo que se llama el arte contemporáneo, no lo llamemos así; habrá que inventar otra palabra, tal vez entertainment para millonarios'.

Marc Fumaroli (Marsella, 1932). Catedrático de la Sorbona y del Collège de France, ha dedicado gran parte de su carrera al estudio de la retórica y de la literatura francesa. Fruto de este trabajo son, entre otros, sus libros L’Âge de l’éloquence (1980), La Diplomatie de l’esprit (2001), L’École du silence (1994), Chateaubriand. Poésie et Terreur (2004) y Exercices de lecture de Rabelais à Paul Valéry (2006). Ha recibido numerosos premios, entre los que se destacan el premio Monseigneur Marcel de la Academia Francesa, el Balzan, y, en el año 2004, el premio Combourg. A partir de la publicación de El Estado Cultural (1991), Fumaroli se ha colocado en el centro del debate sobre la política cultural europea.