No queda otra

Por Jlmon

La recesión ha regresado, las previsiones de crecimiento han desaparecido, al menos para los próximos dieciocho meses. Las llamadas “medidas de ajuste” están por llegar una vez pasen los comicios andaluces por aquello de guardar las apariencias y ver si esta vez es la vencida. El desfase presupuestario lejos de equilibrarse se disparará. Quizás medio millón más de personas pasen a engrosar las filas del paro. La segunda acometida a la reforma del sistema financiero esconde sorpresas desagradables. Suma y sigue…

La contracción crediticia continuará, la demora en los pagos de las administraciones públicas, como poco, se mantendrá en los parámetros actuales. La caída del consumo será más acentuada. La presión impositiva aumentará con toda seguridad aunque vaya acompañada de la coletilla “transitoria”. El ritmo de destrucción del tejido empresarial se incrementará con lo que, paralelamente, aumentará el descenso de consumo intersectorial. Suma y sigue…

Adióseconomía de escala, maquetas, legos y la madre que lo parió.

Llegados a este punto, tan sólo queda encomendarse a Santa Rita por aquello de que lo que se da, no se quita o bien, siendo más sensatos, admitir que lo que nos queda son las PERSONAS.

Que necesitamos más investigación, ya lo sabemos. Que debemos incrementar nuestra inversión tecnológica, no cabe duda. Que debemos confiar más en la innovación, suena ya a rayado. Pero, tal como las pintan, hoy por hoy, aquello que podemos activar de forma inmediata son las PERSONAS. El objetivo no es otro que generar valor, incrementar nuestra productividad y disponernos a ser considerablemente más competitivos.

¿Demagogia populista?

No, nada más lejos de la realidad. Alineemos a las PERSONAS con la urgencia estratégica: productividad, competitividad y, en definitiva, valor.

Todo ello no conlleva necesariamente producir más, venderlo más barato y, de paso, intentar que no se note que quizás nuestros niveles de calidad se resientan. Menos aún se trata de reducir nuestros niveles productivos, aligerar nuestras plantillas, recortar gastos que, sin ser superfluos, pueda correrse el riesgo de ahorrárselos y, de paso, contratar a dos o tres magdalenas especializadas.

Es más sencillo que todo eso…

Su empresa, no lo dude, tiene un montón de pequeños problemas acumulados, llamémosles chapuzas. También atesora un buen número de problemas de cierta envergadura cuya solución, por una u otra razón, se han ido relegando una y otra vez. Finalmente, aunque usted no lo crea, la deprimente situación de su entorno de actividad ofrece un número limitado de oportunidades que, a poco que lo intentemos, se harán visibles.

¿Le parece poca tarea?

Déjese de externalizar, contratar asesores o gastarse el dinero en consultoras especializadas de a doscientos la hora. Tiene todo lo que necesita: las PERSONAS. Si es el caso, ayúdese de profesionales contrastados que pongan a punto la estrategia: método y estructura.

Comience por un Mapping sistemático de su organización que permita, a continuación, desplegar un proceso de prospectiva con el fin de establecer con nombre y dos apellidos el conjunto de problemas, chapuzas y oportunidades que su empresa atesora. A continuación construya su Road- Mapping y desarrolle una estructura en Red que permita trabajar a las PERSONAS de forma flexible y eficaz. Por último, introduzca el método estandarizado para toda la empresa.

Tenga por seguro una cosa: ¡va a generar valor!

¿Cuánto?

Una estimación razonable sería decir que por cada euro que usted invierta en este proceso va a obtener, al menos, dos…

Y, además, tiene usted asegurado un bonus singular: pool position cuando las cosas se calmen y volvamos a la senda del crecimiento.

Esto es así…

Sus PERSONAS, sus chapuzas, sus problemas y sus oportunidades.

No queda otra