- Utilizar productos no adecuados a nuestro tipo de piel y a cada situación: Si tenéis la piel seca, tendréis que buscar un tratamiento más nutritivo que aquell@s que tengáis la piel mixta / grasa y no al revés. Nos pueden contar las mil maravillas del último serúm que ha salido al mercado que si no es para nuestro tipo de piel ¡no nos vale!. Puede pasar que vuestra piel esté algo más sensible en determinadas temporadas y tengáis que cambiar vuestros productos habituales por otros adecuados a la nueva situación. Para esto es indispensable conocer nuestra piel y como reacciona a estos cambios.
- Aplicar más producto del necesario: ¿Somos ricos? No, ¿verdad? Por mucho producto que utilicemos, lo único que vamos a conseguir es tirar el dinero por el desagüe en el mejor de los casos. No por usar más gel limpiador del rostro lo tendremos más limpio. Llegará un punto que estará limpio y si lo limpiamos más aún os garantizo un color rojo tomate delicioso y una sensación de "fuego en la piel".
- Probar antes de comprar o, en su defecto, leerme a mí y mis recomendaciones: Si tenéis muchas ganas de probar un producto, ¡pedir muestras!. Es la mejor manera de saber si os va a ir bien o no. De vital importancia es recabar el mayor número de opiniones positivas posibles. Ahora con Internet, blogs de belleza, artículos en revistas lo tenemos más fácil que nunca y podremos saber que productos tienen mayor aceptación y son mejores que otros. Aún así, lo que a todo el planeta le funcione bien, no quiere decir que no seamos la excepción a la regla y nos vaya fatal. Ahí está el riesgo.
- No siempre lo más caro, es lo mejor: Hay excelentes marcas de precio medio, mejores que otras de precios más altos. La cosmética de farmacia, por ejemplo, tiene muy buenos productos que no tienen nada que envidiar a marcas de alta gama. No invierten grandes cantidades de dinero en publicidad y eso, por suerte, favorece al consumidor final a la hora de pasar por caja.
- Acumular más productos de lo debido: Aquí entono un mea culpa como un caballo de grande. Tener siete hidratantes corporales no garantiza que vayamos a utilizar todas y cada una de ellas. Si tenemos más de dos productos para el mismo cometido, seguro que utilizamos el que más nos gusta y relegamos el que no nos "emociona" tanto. Prometo gastar todo el "mercadillo cosmético" que obra en mi poder y desechar o regalar todo aquello que no utilizo.
- Tomarnos un tiempo para nuestra rutina cosmética: Si tardas menos de 5 minutos en tu rutina cosmética es que algo estás haciendo mal, siempre bajo mi punto de vista. Sólo en limpiar, tonificar e hidratar se nos van 5 minutos (a medida que vayamos sumando productos, el tiempo irá en aumento). Hay que limpiar a conciencia, empapar un algodón en tónico que aplicaremos a toquecitos por el rostro y masajear la crema hidratante con movimientos ascendentes hasta su total absorción. Si no, esto no sirve de nada.
- Esperar unos minutos entre la aplicación de la hidratante y el maquillaje hará, por un lado, que la crema cumpla su función e hidrate la piel a la perfección y por otro, que nuestro maquillaje dure más.
Estos son algunos de esos "errores" que he ido cometiendo por el camino.
¿Cuáles son los vuestros? ¿Añadiríais alguno más? ¿O son los mismos que los míos?
¡Hasta pronto!
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