Gurdjieff nos aconseja que seamos como somos, como queramos ser. Que actuemos como pensemos que debemos hacerlo. Que no vayamos cambiando en función de las personas a las que vamos encontrando. Que no nos comportemos de una forma distinta a la que somos con la intención de agradar a los demás, o para que sientan lástima por nosotros, o para que nos admiren, o para parecer simpáticos, o para congraciarnos con ellos. Seamos auténticos, les guste a los otros o no les guste. El consejo 53 de Gurdjieff a su hija fue:
No trates de despertar en los otros emociones hacia ti como piedad, admiración, simpatía, complicidad.