Día: Jueves Fecha: 31 de mayo de 2012. Uno, dos, tres… ¡Qué comience la función!...Deseaba con ansias poder ver la primera obra de teatro de mi vida. Si, debo reconocer que a mis 21 años no había visto obras de teatro, solo las que presentábamos en el colegio. Sin embargo no me avergüenza reconocerlo, porque por lo menos me está alcanzando la vida para seguir viendo muchas más, para recuperar ese tiempo perdido que tengo con este arte. La oscuridad en el público, las luces en el escenario, varias filas de sillas incómodas y un presentador que anunciaba la obra, me hacían dar a entender que me encontraba frente algo desconocido, nunca antes visto. Mi mente no terminaba de asimilar que me encontraba en un teatro, seguía un poco inquieta y ansiosa por saber qué me iban a decir los que saldrían a ese escenario. Finalmente comenzó, y en cada cuadro que avanzaba mis ojos no podían creer lo que veían. No se trataba de un sueño, estaba viendo la “realidad” aunque los personajes estuvieran actuando. Una realidad que solo yo podía aceptar como verdadera, porque por primera vez en mi vida, estaba viendo teatro, lo estaba sintiendo y lo estaba disfrutando. Y aunque en ese momento no tenía suficientes herramientas para juzgar bien o mal un trabajo teatral, hoy le doy gracias a un personaje de esa obra, que en ese instante pudo transmitirme tanto a través de sus gestos, su voz, su mirada y cada movimiento,logrando que mis sentidos captaran que era verdaderamente extraordinario. Debo confesar que esa primera función aunque fue un poco extensa, nunca dejó cansarme gracias a su personaje principal. Tanta fue mi admiración, que deseaba conocer a quien lo interpretaba, solo para manifestarle lo agradecida que estaba, por permitir que desde ese momento confirmara que el teatro podía convertirse en una de mis pasiones. Sin embargo, ese día no pude conocerlo, no tenía idea cómo podría llegar hasta donde él. Lo veía inalcanzable, así como cuando ves una película y sabes que nunca conocerás personalmente a ese actor que te deslumbró. Ese día no sé si no pude dejar de pensar en el personaje o en quien lo interpretaba. Pero como la vida es buena, las oportunidades siempre llegan y el destino juega de nuestra parte, al día siguiente luego de presentar mi obra, la cual fue también mi primera actuación en un teatro, pude conocer al ser humano que interpretó ese personaje que tanto he mencionado. No fue planeado, ni imaginado. No tuve espacios para ensayos, esa presentación fue muy natural e improvisada. Esa tarde el tiempo estuvo de mi parte para que él y yo coincidiéramos en ese momento. Solo bastó un juego de miradas, un intercambio de palabras, -muchas más cortas que sus textos-, para que yo sintiera que desde ese instante había conocido a la persona y al personaje que cambiarían mi vida completamente. Nunca olvidaré aquel 31 de mayo en el que experimenté sentimientos indescriptibles, que serían el comienzo de pasiones por ese arte llamado teatro y por lo que la gente suele llamar amor.
*Gracias al teatro, gracias a la vida, gracias a Juan Cerrada por hacerme descubrir lo maravilloso que es el arte, un personaje y quien lo interpreta.