Nociones básicas

Por Luistovar


En cualquier disciplina de conocimiento, para poder confirmar con certeza que nuestros datos son veraces, han de estar en última instancia fundados en la evidencia. Pues como no es posible querer fundamentar a su vez todo fundamento - ya que retrocederíamos interminablemente hasta el infinito - deberá haber un fundamento de todo lo demás, que ya no necesite un fundamento ulterior, distinto de sí mismo. Y esto, a nivel del conocimiento, es la evidencia, ya que sólo las verdades inmediatamente evidentes tienen la propiedad de que no necesitan nada distinto de ellas mismas para ser reconocidas como verdaderas (fuera de la capacidad cognoscitiva de un sujeto, se entiende).
Las primeras evidencias de las que partimos son la existencia y la sensación. No podemos dudar de que existimos y de que sentimos. Para poder dudar de que existimos y sentimos tenemos previamente que existir y poder sentir. Luego, no cabe duda alguna de que existimos y sentimos. Tanto la existencia y la sensación se catalogan como la primera evidencia empírica. Son evidencias inmediatas.
Existen otro tipo de evidencias que serían las evidencias mediatas, es decir, aquellas que sólo pueden ser reconocidas como tales mediante un proceso de investigación o recolección de datos. Como ejemplos, podemos destacar el heliocentrismo y la evolución biológica. 
Ahora bien, dejando a un lado la evidencia empírica, la más importante evidencia en el conocimiento es la lógica. Cuando hablemos de lógica nos referiremos a la lógica básica o los principios básicos de la lógica.
La validez de la lógica como fundamento último y objetivo es una evidencia que, al igual que la existencia y la sensación, no puede ser demostrada ni criticada. Y no puede ser demostrada, porque toda demostración la presupone, es decir, ya presupone la validez de la lógica como fundamento. Para poder demostrar algo, hay que empezar por algo que no necesita ser demostrado. De lo contrario, retrocederemos al infinito, intentando demostrar siempre las premisas de nuestras demostraciones, y no podremos demostrar nada.
Como diría Wittgenstein (en el Tractatus) la lógica no se demuestra, sino que se muestra. Esto es, lo evidente no existe por deducción sino que aparece por sí mismo, sin más apoyo que sí mismo.
Por eso mismo, no tendría sentido la pretensión de enjuiciar la propia lógica, para decidir previamente la validez y el alcance de la lógica, antes de usarla para conocer otras cosas. Porque no podemos usar otra cosa que no sea la misma lógica para juzgar si la lógica es válida. La validez de la lógica no puede ser criticada, porque toda crítica presupone la validez de la lógica que hace la crítica. 
Por esto, no tienen razón los que sostienen que ese principio objetivo es arbitrario. Sin un punto de partida indemostrable, no hay razonamiento, porque la validez de la lógica es ese mismo punto de partida indemostrable, y si no hay razonamiento, el concepto mismo de arbitrariedad u objetividad carece de sentido. 
Una postura que no acepta la lógica como fundamento último y pretenda que su crítica a la arbitrariedad o inconsistencia de determinadas teorías está justificada,  no tiene sentido. ¿Por qué sólo podemos elegir la arbitrariedad como fundamento de nuestro pensamiento y no también para su desarrollo? Este error de contradicción es en el que incurre, muy desafortunadamente, Gary Francione, en sus ensayos contra el ateísmo y el racionalismo moral, cuando dice que el fundamento último de la ética no puede ser demostrable racionalmente.
En una reciente entrevista, el filósofo José Antonio Marina resumía brevemente esta postura que dice que los fundamentos últimos no se pueden demostrar a sí mismos:
"- Dice en La lucha por la dignidad que Gödel señaló que todos los sistemas formales dependían de algún gancho exterior al sistema, ¿a qué se refiere aquí?-- El esquema es que tengo unos determinados axiomas, que no se pueden demostrar, y unas reglas de transformación. De ahí salen los teoremas. Cuando yo elijo los axiomas no puedo justificarlos, son constituyentes. Pero a partir de aquí entra en juego toda la mecánica de la lógica formal. Puedo tomar un axioma fundamental, pero hay siempre un último paso donde todo no es demostrable.Por ejemplo, puedo tomar un principio fundamental, el principio de identidad, A es igual a A. Es algo que no puedo demostrar. Esto a mí me interesaba aplicarlo a la ética. Todos los principios éticos en estos momentos se basan en algo que no es demostrable, que ni siquiera es real, es un axioma constituyente. Los escojo no al azar, “Los físicos necesitamos elegir la geometría que conviene más a nuestro sistema”, es decir, se eligen por una determinada razón.Así, por ejemplo, la máxima de Nietzsche: “La fuerza es la que fundamenta todos los valores”, otra podría ser la de los griegos, “La virtud es la que fundamenta todos los valores”, y nosotros hemos considerado otra, “La dignidad”. No podemos demostrar ninguna de las tres, porque son principios constituyentes, axiomas. Lo que podemos es, a la vista de la realidad que tenemos, hacer una constitución que empiece diciendo “Todos los seres humanos son iguales en dignidad y de esa dignidad derivan derechos”, porque resuelve problemas, situaciones indeseables. ¿Pero tenemos o no tenemos dignidad? Hombre, no es una realidad científica, no lo podemos demostrar, es un principio constituyente, un axioma que aceptamos, que hemos convenido aceptar."
Lo cierto es que tanto Francione como Marina - y tantos y tantos otros - se equivocan radicalmente cuando asumen que los axiomas de los que partimos siempre son necesariamente arbitrarios. La lógica no es arbitraria, sino que es objetiva, y es universal y común a todos los que conocen y razonan. Los principios básicos de la lógica son insoslayables para cualquiera que intente razonar sobre cualquier asunto. Los principios básicos de la lógica son los axiomas objetivos que se imponen a cualquier otro tipo de fundamentación.
De hecho, si la base de la que partimos no puede ser ella misma demostrada, no se ve qué habría de malo en la arbitrariedad, y en realidad, parece que la postura irracionalista va en esa dirección, pues renunciar a encontrar fundamentos últimos equivale a detener arbitrariamente en algún momento el proceso de fundamentación. Por tanto, ni Marina ni Francione, ni nadie, puede explicar por qué adoptan como base determinado principio en lugar de otro. Simplemente dicen: "convenimos en partir de ese punto". Pero entonces ¿por qué una vez abandonada la idea de una fundamentación objetiva, no podemos basar la fundamentación en cualquier elemento, es decir, en la arbitrariedad?
Si se abandona la idea de fundamentación última en la lógica  entonces sólo queda la arbitrariedad.  La necesidad de buscar una fundamentación objetiva no proviene de que se haya abandonado la idea de una fundamentación objetiva, sino más bien del hecho de que no tiene sentido fundamentar nada, si no hay fundamentación objetiva. Es decir, si finalmente vamos a dejarlo todo en el "esto es así porque sí, o porque yo quiero que sea así", entonces más vale hacerlo de entrada y no cansarnos buscando razones que de todos modos van a ser ignoradas.
La idea de basar en "cualquier parte" el proceso mismo de fundamentación es contradictoria con la idea de empezar un proceso racional. Si vamos a razonar, debemos partir del fundamento de la lógica.  No es posible razonar sin partir de la propia lógica.
Los principios lógicos que estructuran todo el proceso cognoscitivo no son demostrables, pero tampoco son arbitrarios: son evidentes por sí mismos, siempre y para todos.
Por ejemplo, el principio de no-contradicción: "Una cosa no puede ser y no ser al mismo tiempo y en el mismo sentido". Es absolutamente imposible que yo esté al mismo tiempo en el planeta Tierra y en la Luna. Es absolutamente imposible que al mismo tiempo estemos vivos y muertos.
En ese sentido la lógica, evidente e indemostrable, es un absoluto, no podemos salir de ella. El que ataca la lógica, está partiendo de la lógica. Porque no puede razonar sino mediante el uso de la propia lógica.
Es decir, ya pensamos, ya estamos pensando, desde que tenemos uso de razón. Y nuestro pensamiento, o es válido, verdadero, correcto, o no lo es. Y si lo es o no lo es, lo es o no lo es absolutamente, y no sólo "para mí" o "para ti". Por tanto, hay algo absoluto, algo que no puede ser relativizado: la lógica.
No tiene sentido decir que la verdad y la validez son conceptos relativos, pues dicha afirmación se pone a ella misma necesariamente como absoluta.
Para poder decir legítimamente que "todo es relativo" es necesario situarse en el absoluto, en la verdad objetiva. De lo contrario estaríamos diciendo: "Todo es relativo, pero eso sólo puedo afirmarlo como válido para mí mismo", en cuyo caso lo que decimos no tiene sentido, son meras palabras, sin significado ni relación con la realidad en la que todos existimos.
Respetando la coherencia, el conocimiento moral - el conocimiento de las normas morales - no puede ser diferente de cualquier otro tipo de conocimiento. El razonamiento, como hemos visto, parte de un fundamento objetivo, y el razonamiento moral no debe ser distinto.
Cuando nos preguntamos por qué está bien o mal hacer tal o cual cosa, ya estamos partiendo de la base de que aceptamos razones en las que basar nuestro comportamiento. Si nos preguntamos: "¿por qué está mal comer a otros animales?" La respuesta a esta pregunta parte también de la base de que nosotros no querríamos que nadie nos usara como comida, porque deseamos vivir y que no nos hagan daño. Estos intereses básicos son comunes a todos los seres que poseen capacidad de sentir.
Si los demás animales poseen en efecto conciencia básica e interés de auto-conservación de sí mismos (A=A), entonces la lógica nos obliga a respetarlo de igual manera que deseamos que se respete el nuestro propio. Porque es el mismo interés (A=A), aunque se dé en individuos diferentes. Ésta es la razón. Todas las razones se basan en respetar y ajustar nuestro pensamiento y conducta a los principios de la lógica. La conducta ética racional no puede ser diferente.
Por tanto, la ética tiene necesariamente un único fundamento, objetivo, absoluto y universal: la lógica. Los principios básicos de la lógica. Cualquier otro fundamento es necesariamente arbitrario, relativista o absurda,o en última instancia, una mera cuestión de gusto subjetivo. Sólo una vez que estemos de acuerdo en este punto podremos ver, más adelante, como de la lógica extraemos y desarrollamos toda la ética.
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