"Jason y yo nos conocimos en un bar en Chicago. Él llevaba unas gafas tipo Steve Urkel. Esa semana había sido "spirit week" en el colegio donde trabajaba y ese viernes tocaba "nerd day". Coincidimos en la barra y con ayuda del alcohol le quité las gafas de la cara y le dije : ¿A que tú eres profesor?. Él flipó, claro, y me contestó que sí, y que cómo lo sabía. Le expliqué mi razonamiento (pensé que todos los coles de Chicago hacían “spirit week” al mismo tiempo) y por lo visto no tenía ningún sentido. Así que con sentido o sin él, empezamos a hablar…", nos cuenta Raquel.Así empezó la relación de esta pareja que antes de casarse en Pamplona, celebraron una boda americana. Jason es de Chicago y ambos viven allí, por lo que decidieron casarse también USA. Allí no tenían pensado hacer nada especial, simplemente tomar algo con familia y amigos (que no es poco). Pero gracias al amigo de un amigo, que es un Minister, es decir, un civil normal y corriente con licencia para casar, el tema acabo siendo una boda sorpresa! Él se encargó de organizar absolutamente todo: vuelos, fiesta, la ceremonia, etc. ¡Todo en 10 días!!! Raquel, que estaba en España, solo tuvo que volar a Chicago y mantener el secreto. Jason convocó a todo el mundo con la excusa de que se trasladaba a vivir a España (mentira piadosa), por lo que no faltó nadie. En medio de la fiesta, salió al escenario, les dijo que aquello no era una fiesta de despedida sino una boda, y zas! Apareció Raquel vestida de blanco!!! Emocionante, ¿no?
La boda en Navarra no pudo ser más bonita. Raquel estaba muy sexy y elegante con un vestido de Crystal Bride que compró en Chicago. La tienda se la recomendó una amiga que es fotógrafa de bodas y a ella le encantó!!! "Les comenté la idea que quería: encaje, sin brillos ni perlas, sin vuelo, elegante pero sencillo y con la espalda abierta. Me probé 10 vestidos en total. Este fue el primero y fue amor a primera vista. Los 8 siguientes descartados por completo, y el último me hizo dudar. En 3 horas salí de la tienda con dos vestidos reservados. Al día siguiente, y después de haber mandado fotos a mi madre y amigas, llamé a la tienda para decidirme por el primero. Al contrario de lo que se suele decir, mi vestido fue la decisión más fácil y rápida de toda la boda, jajaja. Auténtico flechazo!!!", nos cuenta la novia. Los zapatos de novia fueron de Ayestaran, una tienda muy mítica de Pamplona, y el detalle del pelo de Pronovias. Sin embargo… el traje del novio y los damos de honor fue un auténtico rompecabezas. En Chicago es habitual que el novio y los damos vayan con el mismo traje y el novio lleve la camisa, chaleco o corbata diferente para diferenciarse. Pero, "nuestros damos y novios tenían cuerpos totalmente diferentes, así que fue muy complicado encontrar algo que les fuese bien a todos. A todo esto, había que unirle la dificultad de que mi hermano era uno de los "groom men" y estaba en España, así que no podía probárselo… Tras un mes de búsqueda y recorrer todo Chicago, acabaron comprándose 2 trajes diferentes, uno gris para los damos y uno azul marino para Jason, de Calvin Klein en Men’s Wearhouse y zapatos de Cole Haan", explica Raquel.
Un detalle que nos ha encantado del atuendo de Jason son los gemelos, encargados en Etsy, uno con un mapa antiguo de Pamplona y el otro de Chicago. ¡Una chulada!!! Además, iban a juego con las invitaciones.
Las amigas de Raquel fueron unas damas de honor muy elegantes, las 3 vestidas iguales siguiendo la tradición americana.
La boda fue en el Hotel el Peregrino en Puente la Reina. "Miramos un montón de hoteles y este me encantó. Fue también una decisión fácil. Quería una boda en el jardín y con un entorno con encanto. Mis padres insistían en que tuviese buena fama en cuanto a la comida y servicio. La decoración del interior y la piscina también me gustaron mucho, ya que sabía que el fotógrafo les iba a sacar partido. El Peregrino lo tenía todo. ¡Era perfecto!"
Hicieron una ceremonia civil al aire libre y optaron por una decoración romántica con toques vintage y con mucho DIY. Raquel reconoce que: "Fue mucho mucho trabajo pero mereció la pena porque quedo exactamente como queríamos. Decoramos 3 mesas a la entrada con fotos antiguas de nuestras familias, con un libro de firmas/photo booth, para que firmasen y pusiesen sus fotos de ese día". En general, toda la boda estuvo decorada con rosas en tonos rosa palo, lila y marfil, al igual que el ramo de la novia y el de las damas de honor y los centros de mesa. Los botes que decoraban las sillas contenían flores salvajes en los mismos tonos.
Tuvieron detalles para todos. Entregaron flores a la madre del novio y a la abuela de Raquel, y el ramo para la madre de la novia. Para las chicas que habían organizado la despedida, hicieron un collage con las fotos. A las parejas que se van a casar les dieron una hucha con forma de novios para que vayan ahorrando (una idea genial!!!) Y a los niños, bolsas con juguetes y regalos para que estuviesen entretenidos. Para el resto de invitados hubo puros y jabones naturales de diferentes olores.
Como anécdota, Raquel nos cuenta que tuvieron que encargar 70 abanicos días antes de la boda, porque había una previsión de 39 grados: "No encontré en ninguna tienda de Pamplona que tuviese tantos y me los tuvieron que mandar de Vitoria. Llegaron la misma mañana de la boda".
Mantuvieron tradiciones de las dos culturas, como lanzar el ramo a las solteras y Jason le quitó la liga a Raquel y se la lanzó a los solteros. Además, tanto los damos y damas como los novios, entraron bailando a la cena cuando ya estaban todos sentados.
En el baile mezclaron música de los dos países y pusieron un Candy Bar y una polaroid que consiguió fotos muy divertidas.
¡Mucho amor y felicidad para esta pareja de guapos!!!