La mayoría de los novios no se han puesto nunca un traje y en cuanto pase la boda no piensan volver a ponerse uno. Por eso cuando van a elegirlo no le dan ninguna importancia. Se dejan llevar y finalmente se decantarán por un modelo que puedan volver a utilizar en otra ocasión o, en último extremo, por el chaqué clásico.
Su inspiración romántica del S.XVIII nos demuestra que h
a llegado el momento de que el novio desempeñe el papel que le corresponde en la boda, y el primer paso es reivindicar su derecho a vestir un traje que le haga sentir especial.Mi Consejo Práctico: Estos trajes no tienen porqué anular el protagonismo de la novia. Se pueden acoplar perfectamente logrando una imagen romántica y haceros sentir a los dos como los protagonistas de un cuento.