Entiendo que a menudo, se confundan los términos, por aproximación.
Debido a la gran cantidad de información, cada vez está más instalado en la sociedad, el beneficio y la productividad del cambio… no así, de la transformación.
¿Cómo se produce un cambio?
Cuando cambio, realizo la elección de acciones diferentes para obtener también, diferentes resultados… prestando atención a Einstein:
Si buscas resultados distintos no hagas siempre lo mismo. Albert Einstein
¿Cómo se produce una transformación?
Cuando me transformo, el cambio lo realizo sobre mí mismo. Mi observador cambia su mirada, y esto le permite ir hacia acciones y resultados a los que no podía llegar con su mirada anterior.
También Einstein –sin saberlo ya que en su momento, todavía la Ontología del Lenguaje no había adquirido auge- nos trae con una anécdota, un ejemplo poderoso de la transformación.
En ocasión de un examen de física en la universidad, un alumno le dijo que había un problema ya que las preguntas del mismo eran iguales a las del examen del año anterior.
Einstein respondió: -No hay problema. Este año, las respuestas ya son otras.
Este genio alude con sus palabras a que los problemas en cualquier contexto suelen ser los mismos, lo que cambia es la forma de afrontarlos.
¿Por qué es importante aprender la diferencia entre cambio y transformación?
Sucede que a veces, por más que intentemos acciones diferentes hasta el cansancio, el cambio de resultados no se produce.
Esta instancia suele ser un momento en que lo único que parece venir a nuestro pensamiento es: “No sé qué más hacer”.
¿Te ha pasado?
Si estás persiguiendo una meta, un gran objetivo, es muy probable que sí, puesto que el éxito está formado por una cadena de “fracasos”, de los que aprendemos para desterrar acciones que no nos resultan, e intentar las nuevas.
¿Y puede llegar un instante en que “No sé más que hacer” esté acompañado por un grito ahogado de desesperación?
Pues sí, también, sí.
Aquí surge la importancia de conocer la existencia y posibilidad de la Transformación.
Y no es lo único que nos queda ni algo a lo que echamos mano porque “no nos queda otra”, sino que es…
¡¡¡Nuestra Enorme Posibilidad!!!
Para hacer un cambio solo necesitamos, querer cambiar, tener un fuerte deseo de hacerlo, saber que lo necesitamos y comenzar a intentar (accionar).
Para una transformación, el proceso es más completo y profundo…
Necesitamos cuestionarnos a nosotros mismos, a la coherencia que tenemos como observador, en todos nuestros dominios:
Nuestro lenguaje.
Nuestro cuerpo.
Nuestra emoción.
¿Qué es la coherencia de nuestro observador?
Es la relación sin contradicciones, que se establece entre el cuerpo, el lenguaje y la emoción de un ser humano.
¿Es igual o diferente la coherencia que podés observar en los siguientes personajes?
Papa Francisco.
Diego Maradona.
Lady Gaga.
El cuestionar nuestro observador consiste en desafiarlo a observarse –valga la redundancia- mediante preguntas para ir descubriendo formas de ser más efectivas, en cualquiera de sus ámbitos.
Pasar a la acción de acuerdo a los descubrimientos realizados es el camino de la transformación.
Este es un trabajo con nosotros mismos que no se detiene porque nuestro ser está en constante reajuste.
Una intervención en cualquiera de estos ámbitos puede producir la transformación completa por la coherencia en que viven los mismos.
La transformación y este observarnos en forma permanente permiten la integración de nuestros mundos, interior y exterior.
El inicio de tu transformación solo será posible cuando puedas ser conciente de:
No sabemos cómo las cosas son, solo sabemos cómo nosotros las interpretamos.
Esto permitirá que comiences tu reflexión sobre vos mismo y puedas encontrarte con que:
La coherencia de tu observador actual puede no estar siendo productiva para vos.
Hay posibilidades que no has explorado antes.
Te sorprenden las dimensiones en las que podrás entrar, unas que no habías ni imaginado antes.
¿Vale ampliar tu mirada?
¿Vale encontrar posibilidades que creías inexistentes?
¿Vale cuestionar tu observador y empezar tu transformación?
¡Ah! Me olvidé de decirte que no es fácil… pero vale la pena llegar a una transformación que nos convierta en la mejor versión de nosotros mismos. ¿O no?
El Mago de Oz
La historia comienza cuando a una pequeña huérfana, Dorothy, que vive en Kansas con sus tíos y su perro Toto, un huracán la hace volar desde su casa hasta la ciudad de Oz. Allí conocerá un mundo inimaginable, hará amigos muy curiosos y vivirá extraordinarias aventuras mientras persigue su único fin, volver a su casa.
La única forma de cumplir con su objetivo será encontrando al Mago de Oz.
Durante esa búsqueda, la acompañarán, un espantapájaros que desea ser inteligente, un hombre de hojalata que quiere tener corazón y un león que quiere ser valiente. (Todos buscan algo que sienten que les falta), y ponen todas sus expectativas en el encuentro con el Mago.
El resultado es que estos personajes y la niña llevan adelante su propio proceso de transformación al descubrir –gracias a la ayuda del Mago- que su poder para conseguir lo que quieren, está dentro de ellos, que el Mago no es tan mágico y que para lograr lo que quieren necesitan hacer su propio trabajo…. Comenzando por reconocer que:
“El inicio de tu transformación solo será posible cuando puedas ser conciente de:
No sabemos cómo las cosas son, solo sabemos cómo nosotros las interpretamos.”
(La ciudad donde vive el mago es “Esmeralda” porque todo se ve verde y los habitantes creen que esto se debe a la magia del mago. Sin embargo, el Mago confiesa que al entrar al pueblo se reparten lentes color verde para que todos los que llegan las usen al igual que sus habitantes).
¿Qué reflexión te despierta esta historia?
¿Pude transmitirte la diferencia entre cambio y transformación?
¿Estás dispuesto a intentarlo o todavía no crees que “No sabemos cómo las cosas son, solo sabemos cómo nosotros las interpretamos”?
Por el placer de compartir.