Investigadores en Mount Sinai inyectaron estimulantes
inmunes directamente en un tumor para enseñar al sistema inmunitario a
destruirlo así como a las otras células tumorales en todo el cuerpo. Los estimulante
reclutan importantes células inmunes llamadas células dendríticas que actúan
como generales del ejército inmune, que luego ordenan a las células T, que
maten las células cancerosas y eviten las células no cancerosas. Este ejército
inmune aprende a reconocer las características de las células tumorales para
que puedan buscarlas y destruirlas en todo el cuerpo, convirtiendo el tumor en
una fábrica de vacunas contra el cáncer. En las pruebas de laboratorio con
ratones, la vacuna aumentó drásticamente el éxito de la inmunoterapia con
bloqueo de puntos de control, el tipo de inmunoterapia responsable de la
remisión completa del cáncer, luego se probó en 11 pacientes con linfomas en un
ensayo clínico y los pacientes tuvieron remisión completa en unos cuantos meses.
Los investigadores son extremadamente optimistas sobre la efectividad de este método
de tratamiento. La vacuna in situ también se está probando en el laboratorio
con cánceres de hígado, mama, cabeza, cuello y ovario. Este estudio fue publicado
en la revista Nature Medicine.