Este tiene como objetivo localizar el semen que no está dañado genéticamente, gracias a un tinte de proteína que llega a envolver al esperma defectuoso por su habilidad de acoplarse a ADN dañado. Una vez escogido el mejor esperma, sería inyectado en los óvulos de la mujer mediante una técnica de fecundación "in vitro" llamada inyección intracitoplasmática (ICSI). Las primeras pruebas con pacientes para probar este método, de la universidad inglesa de Oxford, y de la estadounidense de Rutgers, podrían iniciarse a principios del próximo año. Si estas pruebas con voluntarios tienen éxito, el nuevo tratamiento podría ayudar a miles de hombres estériles. El empleo de esta proteína para un tratamiento de fertilidad, ronda los 5000 euros.