Ahora bien, decorativamente hablando, aunque el estilo nórdico es una elección muy acertada, que nos permite cambiar con muy poco, cuando de mantener los blancos y grises predominantes en su paleta de colores, con niños, mascotas o una vida fiestera doméstica muy intensa, no termina de resultar tan idílico.
Tranquilos, el estilo nórdico se reinventa y como viene siendo habitual, con un nombre que hace honor a la sencillez de su idiosincrasia:
el Nuevo Nórdico
Desde el comienzo te he contado que, de tener las cosas más claras cuando tuve que elegir deco para mi casa, hubiera optado por un estilo nórdico puro. Así, sin anestesia.Pasado un tiempo, siempre tendemos a cansarnos de todo aquéllo con lo que tanto cuidado y esmero seleccionamos en su día para nuestra amada morada, pero claro, las circunstancias cambian, las prioridades... y no vamos a estar con una reforma completa cada año porque nos aburramos o, simplemente, cambiemos de opinión al haber tenido más tiempo para ver otras opciones. Para estos casos está la socorrida reubicación de muebles o la renovación de textiles, por ejemplo. Y esto, si no optamos en su momento por un estilo muy marcado, que dificulta la vuelta atrás, como puede ocurrir con la decoración rústica.Con un estilo nórdico puro, donde la gama de blancos, grises y negros es la predominante, es mucho más fácil dar giros decorativos notables y saciar esa sed de cambio.Pero, si añadimos el factor niños, mascotas o simplemente tu casa es el punto de encuentro de comidas, fiestas familiares y de amigos, mantener estos colores se hace muy difícil. Por eso y porque ya tocaba, el estilo nórdico se nos reinventa y añade color y objetos a sus espacios, ideados de por sí para albergar vida, mucha vida y ahora, más acción.¿Quién dijo que nuestro remanso de paz no podía tener colores y texturas diferentes?