El Dr. Agüera comenta “Hasta ahora las pautas de clasificación que se hemos ido siguiendo repiten un mismo esquema: 2 esferas cognitivas dañadas como la memoria y otras áreas intelectuales, la repercusión en la vida diaria, de manera que el sujeto deja de ser autónomo y los síntomas psicológicos y conductuales. Una vez hecho el diagnóstico de demencia, se le poníamos un apellido: Alzheimer, demencia por Cuerpos de Levy, demencias vasculares…” Los criterios diagnósticos van variando según van surgiendo nuevos interrogantes como la posibilidad de que haya patología de Alzheimer en pacientes que no tienen síntomas de demencia. Actualmente sabemos que sí, que alrededor de un 30% de personas mayores cognitivamente normales tienen placas de beta-amioide pero no desarrollan síntomas aunque cumplirían los criterios patológicos de la enfermedad de Alzheimer. Además, añade Luis Agüera “No hay una relación directa entre el número de placas amiloides y el grado de severidad de la demencia”. Actualmente hay dos corrientes de revisión de criterios para el diagnóstico clínico del Alzheimer, la de Dubois et al de 2007 en Europa y los criterios NINDS-ADRDA de EEUU.
La revisión de criterios es debida a que la constatación de que hay sujetos con patología sin demencia, que la patología puede tener presentaciones atípicas, que no siempre empieza con el problema de memoria y que la enfermedad se genera años antes de que aparezcan los síntomas. A día de hoy se consideran 2 estadíos de todas las demencias, no sólo el Alzheimer, el preclínico en sujetos sin síntomas y un estadío sintomático que puede ser incipiente o bien ya establecido. Los criterios de Dubois se generan fundamentalmente en Europa, se centran exclusivamente en la enfermedad de Alzheimer y para el diagnóstico se basan sobre todo en el almacenamiento de memoria, síndrome amnésico de tipo hipocámpico, no en la recuperación del recuerdo que vuelve cuando damos pistas al paciente, que es otro cuadro diferente. Un gran paso de estos criterios es que incluyen los biomarcadores como parte básica del diagnóstico, como la resonancia magnética, la medición de la patología amiloide, o los marcadores de la proteína TAU en el líquido encefaloraquídeo… No tienen en cuenta los cambios cognitivos ni la repercusión funcional y reconocen que se apoyan mucho en los Biomarcadores.
Dividen la enfermedad en Estadíos Preclínicos que a su vez se dividen en:
Estado asintomático a riesgo de Alzheimer de las personas que tienen biomarcadores pero no han desarrollado síntomas. Enfermedad de Alzheimer Presintomática para los pacientes que tienen los genes del Alzheimer hereditario. Enfermedad de Alzheimer Prodrómica: con muy pocos síntomas, apenas deterioro, desechando el concepto de deterioro cognitivo ligero. Demencia de la enfermedad de Alzheimer, cuando ya hay deterioro cognitivo. Los criterios NINDS-ADRDA se han revisado en 2011 e incluyen algo que los clínicos defendían, que hay presentaciones de la demencia que empiezan con síntomas conductuales y no cognitivos, como se establecía antes. Estos criterios se basan fundamentalmente en la exploración clínica para el diagnóstico del Alzheimer. Para diagnosticar demencia por lo menos deben darse 2 de estos síntomas:
- Capacidad alterada de adquirir o recordar información
- Cambios en el razonamiento
- Manejo de tareas complejas o capacidad de juicio
- Alteración de las capacidades perceptivas y viso-espaciales
- Alteración en el lenguaje o cambios en la personalidad o en el comportamiento