Si eres humano te encontrarás muchas veces en alguna de estas situaciones. Y deberías verlo como una oportunidad. Aunque tu primera reacción será huir del dolor, reflexiona un poco. En primer lugar no adoptes el papel de víctima. Tú no eres una parte pasiva. La vida te está presentando una oportunidad.
Si la vida no nos presentara nuevos retos no tendríamos la posibilidad de desarrollar nuestras potencialidades que es lo que verdaderamente puede hacernos felices. Si no tuviéramos ninguna dificultad nos instalaríamos en eso que se llama la zona de confort, un estado en el que a pesar de no ser felices nos sentimos seguros y no cambiamos nada porque tenemos miedo.
Por eso, en todas las circunstancias, tenemos que aprender a ver oportunidades, porque la vida es un constante desarrollo y aprendizaje. Lo peor que podría pasarnos es que nos quedáramos estancados, paralizados por el miedo.
Seamos como el burro del cuento que se cayó a un pozo y el dueño consideró que no merecía la pena sacarle de allí porque estaba muy viejo. Entonces decidió aprovechar para tapar el pozo echando tierra sobre él. A cada palada de tierra, el burro aprovechaba para subirse encima, hasta que salió del pozo.
La próxima vez que digas “Tengo un problema” cámbialo por “Tengo un reto”, verás que diferencia.