Unas generaciones que en su infancia aún pudieron disfrutar de auténtica comida pero que ya en su juventud y su madurez fueron ‘comidos’ por la industria alimentaria sobre todo por los alimentos traídos de Estados Unidos.
Ahora son personas, muchas de ellas jubiladas, que podrían estar disfrutando de sus últimas décadas y resulta que se ven inmersos en un sin fin de toma de medicamentos, interminables visitas al médico de cabecera por diversas dolencias lo que les lleva a colas en la farmacia y a miles de síntomas a diarios (físicos, mentales y emocionales) que les hacen la vida imposible.
La mayoría están desesperados ya que los medicamentos no les funcionan, la cabeza tampoco y el cuerpo no acompaña, están desorientados y nosotros, sus hijos, no les comprendemos ni prestamos atención a sus malestares. Muchos se sienten abandonados en todos los sentidos. Algo de razón tienen pero creo que deben empezar a responsabilizarse también de su vida, de su estado de salud y no dejar su cuerpo y alma al médico de turno para que les solucione la papeleta y ni mucho menos a sus hijos o familiares cercanos. Por tanto, desde aquí les puedo echar un cable a nivel nutricional para que, por lo menos, los síntomas sean más llevaderos.
Primero hay que ser conscientes de que ya llevamos más de medio siglo en la vida, y que nuestro cuerpo y nuestros órganos ya no trabajan al cien por cien. El cuerpo se ‘contrae’, se endurece y las funciones de nuestros órganos se hacen más lentas e ineficaces y sobretodo si el estilo de vida llevado a lo largo de todos estos años ha sido caótico, con estrés,con miles de horas de trabajo y muchos excesos de comidas y alcohol. Pero de todas maneras, también decir, que a medida que nos hacemos mayores hay una disminución de la capacidad renal para eliminar ácidos metabólicos así como los ácidos de las frutas y otros alimentos ácidos y con fosfatos haciendo que se utilice nuestra reserva alcalina y calcio para complementar esta insuficiencia lo que hace que nuestros huesos se deterioren; hay una disminución digestiva y hepática; hay una pérdida de flexibilidad en las articulaciones; hay una insenbilidad a la glucosa, con hipo o hiperglucemias; el colesterol en sangre sube al igual que la presión arterial; perdemos masa muscular y los músculos se hacen más rígidos; nuestro metabolismo se hace más lento…
Tendrían que cambiar los parámetros de los análisis de sangre a partir de los 60 años ya que al tener más edad, por lógica, nuestros niveles serán más altos pero eso no significa que estemos enfermos sino que debemos cuidarnos más.
Envejecer no tiene que ser sinónimo de enfermar pero en la vida actual que llevamos cuanto más mayores nos hacemos más dolencias tenemos. Es un hecho, una realidad.
Deberíamos hacer unos cuantos cambios si queremos que nuestra salud mejore, ya no tenemos 20 años y el cuerpo necesita mucho cariño, muchos cuidados y qué mejor que ayudarle con estos simples, o tal vez complicados, consejos para los que están acostumbrados durante muchos años a hábitos nada saludables o supuestamente saludables según la televisión ya que esta generación sigue muy de cerca la televisión y a sus protagonistas:
Mijo con verduras de Begoña Seguí, Barcelona-Menorca.
- Dejar de lado alimentos extremos: sal, embutidos, carnes rojas, enlatados, alcohol, bollería, azúcar, miel, fruta cruda, ensaladas, congelados, zumos industriales, refinados como el arroz blanco, pasta blanca, pan blanco, lácteos, solanáceas (patata, tomate, berenjena y pimiento que roban calcio de nuestros huesos), comidas preparadas…
Ya lo sé, muchos de vosotros estaréis ahora mismo con las manos en la cabeza pensando que entonces no tendréis calcio si no tomáis lácteos pero ya está más que demostrado que el calcio de la leche no se absorbe bien y menos a esta edad que además se carece de renina gástrica para poder digerirla; otros seguro que pensaréis que es importante la fruta, otros que la miel es riquísima y muy beneficiosa, pues tanto la fruta como la miel hace subir los índices de glucosa en sangre cosa que tampoco os beneficia en absoluto. Lo que quiero que quede claro es que tenemos que buscar alimentos más equilibrados para así poder tener una vida más sana y relajada. Y abandonar ciertos mitos y consejos televisivos que nos han hecho creer cosas que no son. Lo siento pero aquí también hace falta que vuestra mente rígida sea más flexible y abierta para aceptar otras maneras de ver la buena alimentación.
Si, si, conozco vuestro malestar y vuestra confusión ya que tengo el gusto de trabajar con gente de vuestra edad y, la verdad, una vez hacéis unos pequeños cambios en vuestra alimentación ya empezáis a notar mejoría. Es más sencillo de lo que puede parecer, os lo aseguro.
Se podría empezar por un buen aceite de oliva virgen extra primera presión en frío y no sólo para usar en las ensaladas (ensaladas que tendríais que tomar en pequeñas cantidades y en épocas de calor) sino para cocinar y ya se puede ir tirando el que tenéis refinado (Más info aquí). Como sustituto a la sal os recomiendo el gomasio (sal marina con sésamo tostado) ya que la grasa del sésamo hace que la sal se absorba más lentamente y así evitamos la hipertensión; como sustituto a la leche de vaca tenéis un amplio surtido de leches vegetales como la de arroz (que no estriñe como muchos pensáis) o la de avena aunque se puede vivir sin leches animales y vegetales (Más info aquí); como sustituto del azúcar blanco que roba calcio de vuestros huesos y otros minerales tenemos la melaza de arroz, es la ideal si somos propensos a hiperglucemias o somos diabéticos (Más info aquí); como sustituto a la fruta cruda, que a vuestro cuerpo le es difícil asimilar, podemos tomar compotas caseras sin azúcar de manzana o pera con un punto de sal marina para sacar el dulzor de la fruta; como sustituta a las carnes rojas os recomiendo las carnes blancas pero, eso si, de buena procedencia y ecológica como la de pavo o conejo. Y por favor, dejad de beber agua del grifo y empezad a tomar agua mineral de bajo residuo seco, en pequeñas cantidades, no hace falta ‘encharcarse’. (Más info aquí)
Si, ya sé que ahora me diréis que sois pensionistas y que no podéis permitiros ‘el lujo’ de comprar este tipo de comida. Pues aquí os digo que si empezáis a hacer cambios de alimentación vuestra salud os lo agradecerá. Tal vez vuestro bolsillo se resienta un poco al principio pero una vez comenzamos a investigar y a indagar estoy convencida de que encontraréis productos mucho más asequibles.
Pan casero de espelta integral autóctona con levadura madre de Nieves y Manuel de Asturias
Es importante ir introduciendo cereales integrales poco a poco ya que si lleváis años comiendo refinados (arroz blanco, por ejemplo) vuestros estómagos o intestinos se pueden resentir aunque no he tenido ningún caso que haya ocurrido, al contrario, los resultados han sido muy beneficiosos. También es importante seguir tomando legumbres pero aquí os recomiendo que sea en forma de cremas y quitándoles las pieles. Las verduras cocinadas y acompañando el plato. Un aporte extra de minerales sería estupendo a través de las algas (Más info aquí), con pequeñas cantidades es suficiente.
No quiero bombardear a vuestras cabezas con tanto cambio pero creo que es necesario empezar a preocuparse por vuestra salud yendo a una de las raíces que es la buena alimentación, la buena nutrición.
Quiero dar las gracias por su confianza y lealtad a Mª Antonia Castilla, a Nieves Gutiérrez y Manuel Gorgojo de Asturias, a Begoña Seguí de Barcelona, a Pilar Riudavets de Menorca, a Marina Aguilar de Barcelona, a María Serra de Ibiza, a Mercedes López de Valencia y a muchos que en el pasado estuvieron conmigo ‘en las buenas y en las maduras’.
Otra cosa importante, y que aquí entramos también los que ya estamos en la madurez, es empezar a aceptar que vamos envejeciendo, es ley de Vida. Debemos aceptar nuestras arrugas, nuestra piel más flácida, nuestros primeros síntomas de vejez. La vejez no es fea, aunque esté mal vista en esta sociedad donde el que es mayor ya no sirve, no es útil cosa que no creo en absoluto. Aceptemos nuestra apariencia actual, amemos a nuestro cuerpo, no nos obsesionemos por la perfección física o supuesta perfección que nos inculcan los medios. Es bella la ‘vellesa‘ (vejez en catalán). Y nunca es tarde para empezar a cuidarnos, empezar a nutrirnos tanto física como emocionalmente.
‘La aparente relación del cuerpo con el tiempo cronológico es sólo una ilusión, una ilusión que nuestro espíritu tiene la tarea de revelarnos. Permitir que nuestro pensamiento viva demasiado tiempo en el pasado es antinatural, un desequilibrio que origina deformaciones del tiempo que obstaculizan nuestra capacidad para vivir en el presente. No tiene sentido concentrarnos en desentrañar los misterios del ayer. Si vivimos totalmente en el momento presente, esos misterios del ayer se desentrañarán poco a poco (…) Distorsionamos el presente porque comenzamos a ver todo lo que ocurre hoy a través del pasado, debilitando así el cuerpo y el espíritu. Enfermamos por ‘llevar lo muerto a cuestas’ durante demasiado tiempo.’ Carolyne Miss.
Salud y Buenos Alimentos
Yo Isasi
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