TEXTO POR ORIOL ÁVILA.
La alimentación equilibrada proporciona al ser humano los nutrientes que requiere para llevar a cabo todas sus funciones, las cuales incluyen actividades físicas, intelectuales y fisiológicas (circulación sanguínea, digestión y regulación de la temperatura corporal, entre muchas otras). Para que lo anterior pueda efectuarse de la mejor manera es recomendable seguir un régimen equilibrado, el cual debe incluir todos los grupos de alimentos (proteínas, carbohidratos, lípidos, vitaminas y minerales y fibra) los cuales, adicionalmente, mantienen en buen estado piel y cabello.
Vitamina A. Excelente protectora natural contra el envejecimiento cutáneo debido a que controla los efectos negativos de los radicales libres (moléculas responsables de la degeneración celular), la cual, asimismo, aporta beneficios al cuero cabelludo. Este nutriente lo encontramos en aceite de hígado de bacalao, diente de leon, perejil, acelgas, zanahoria y albaricoques.
Vitaminas del grupo B. Son las más importantes para el cabello, de las cuales la B5 (ácido pantoténico) le proporciona flexibilidad, fuerza y brillo, a su vez, la B6 (piridoxina) previene la caspa, en tanto que la B8 (biotina) evita la seborrea (exceso de sebo sobre el cuero cabelludo que
produce escamas grasosas de color amarillo). Se encuentran las tres en levadura de cerveza, germen y salvado de trigo, cereales, pan integral, jalea real y perejil. También en pequeñas cantidades la vitamina B12 que se encuentra en el alga espirulina, en el tempe y en los alimentos de origen animal.
Vitamina C. Contribuye al crecimiento del cabello y está en bayas de acerola, cítricos, guayaba, kiwis, espinacas, pepino, col, cebolla, aguacate, perejil, papaya, plátano, fresas y escaramujo.
Vitamina E. Combate a los radicales libres que dañan la estructura capilar, evitando que el cabello se rompa y caiga. Para tener adecuado aporte de este nutriente es necesario incluir en la dieta aceites de germen de trigo, oliva, soja y girasol, aguacates, semillas de lino, avellanas y almendras.
Vitamina F. Aporta los ácidos grasos que benefician a las cabelleras secas o con caspa. Se encuentra en aceites de nuez, girasol, oliva y soja.
Vitamina K. Posee poder bactericida sobre la flora microbiana del cuero cabelludo. Sus principales fuentes son col fermentada, espinacas, aceite de soja, apio, lechuga y perejil.
MINERALES:
Azufre. Asegura la adhesión de queratina (proteína natural que fortalece al cabello) y aumenta su
resistencia; de manera natural se encuentra en la clara de huevo, almendras, puerros, coles, rábanos y ajos.
Magnesio. Proporciona vitalidad a las fibras capilares. Sus fuentes son: semillas de girasol o de sésamo, germen de trigo, fruta seca y legumbres.
Zinc. Para prevenir la caída del cabello. Son ricas en zinc, las pipas de calabaza y de girasol, el germen de trigo, la levadura de cerveza, los huevos ecológicos y los anacardos.
Hierro. Para mantener el ciclo de crecimiento del cabello. Presente en las algas, levadura de cerveza, alfalfa germinada y lentejas. Por otra parte, si queremos tratar algún problema específico, por ejemplo, mantener el deterioro de la cabellera bajo control, es recomendable evitar el alcohol y el tabaco, así como ingerir al menos 2 litros de agua al día y usar champú, acondicionador y cremas humectantes. Asimismo, cuando se vaya a exponer al Sol por periodos prolongados será conveniente utilizar sombrero.
A su vez, el cabello graso también merece trato especial, por lo que para comenzar se debe moderar el consumo de alimentos que contengan grasa y azúcares; además, el lavado diario requiere champú especial y tónicos que mantengan en equilibrio a las glándulas productoras de sebo en el cuero cabelludo.
FITOTERAPIA:
Aceite de Jojoba. Se extrae por presión en frío de las semillas de un arbusto del desierto denominado Simmondsia chinensis. Es un aceite con una composición similar al sebo de la piel lo que permite una rápida absorción, hidratando y protegiendo el cutis sin dejar sensación grasa. Especialmente indicado para el cuidado de pieles muy delicadas y problemas del cabello como puntas quebradizas, caspa, debilidad o aspecto apagado. Simplemente añadiendo de 7 a 12 gotas de aceite de jojoba en el champú habitual y dejarlo actuar aproximadamente 5 minutos antes de enjuagar, se consigue un cabello con más brillo y volumen. En casos más acusados se aplica en forma de mascarilla durante toda la noche.
Palo Jabón. El árbol del Palo Jabón o árbol jabonero crece en América del Sur (Bolivia, Perú, Brasil). Ejerce una acción detergente y revulsiva siendo muy eficaz para el tratamiento de la seborrea y para estimular la actividad de los folículos pilosos. Para preparar esta loción debemos cocer en 250 ml. de agua 3 cucharadas soperas de Palo Jabón troceado, hervir durante 3 minutos, lo dejamos reposar, lo colamos y lo aplicamos en el cabello mojado masajeando suavemente. Esperemos 4 minutos y lo aclaramos. Para un resultado eficaz recomendamos la primera semana utilizar cada día o cada dos días de lavado, la segunda semana solamente dos días a la semana y en las sucesivas realizar un mantenimiento utilizándolo un día por semana. Esta planta solamente es para uso externo.