Últimamente me da la sensación de que estoy perdiendo el control de mi vida, a ver, ya me conocéis, tiendo a ser algo exagerada y catastrófica, pero en realidad esa es la sensación que me acompaña día a día cuando me meto en la cama.
¿Y por qué? Pues porque tengo muchas, muchísimas, demasiadas, cosas amontonadas pendientes de dedicarles un ratito y nada, pasan los días y nada.
¿Qué cosas son estas? Pues me gustaría poder dedicar un ratito de vez en cuando al scrapbooking, que me está empezando a picar, también me gustaría hacerle una capa de caperucita roja a mi jirafa pequeña, para la que compré las telas hace más de un año, quiero poner en práctica un montón de recetas buenísimas pero ni tengo tiempo para ir a comprar los ingredientes específicos ni llegado el momento de cocinar tengo el tiempo suficiente como para innovar. Y además está el problema de que todo me gusta, todo lo quiero hacer, todo me llama la atención porque me parece intersantísimo y claro... no puede ser. Como nos pasa a todos, al final cada día es una aventura, que amanece todo en calma pero según pasan las horas se nos complica la existencia: vamos como locos y sin tiempo en condiciones para nada.
Así que he decidido pisar el freno. No quiero dejar que los días se me sigan escapando de las manos sin avanzar aquellas cosas que me apetece hacer, que quiero intentar y que me llenan. Y no quiero que cuando mis jirafas me preguntan una y otra vez cuándo vamos a hacer algo mi respuesta siempre sea: ¡Ay es verdad! ¡Mañana sin falta! y al día siguiente, misma pregunta y misma respuesta. Quiero poder cumplir las promesas que me hago y que les hago. ¿Y cómo lo voy a hacer? ¡Tengo un plan!
1. Prepararme un sitio en casa que va a ser "mi taller": estoy en ello, solo me queda terminar de ordenarlo pero al menos ya tengo sitio.
2. Hacerme un planning, y como si de actividades extraescolares se tratara, buscar un hueco cada día para cada una de ellas.
3. Seguir buscando y encontrando cosas nuevas que hacer y aprender e inculcar eso a mis pequeñas jirafas, pero también tengo que enseñarles lo importante que es esforzarse para conseguir lo que nos proponemos.
4. Marcarme metas y objetivos...¡Realistas!
Me encanta hacer públicos mis objetivos, porque es una forma de motivarme para conseguirlos. Así que prometo ir compartiendo mis avances en cada uno de ellos.
De momento tengo uno: el disfraz de caperucita, cuyo primer paso, comprar las telas, ya lo dí el año pasado pero ahí me he quedado. Tengo el patrón, las telas, las herramientas... ¡Y ahora me propongo tener tiempo! Prometo fotos del resultado... ¡Salga como salga! Y la culpa de ésto lo tiene este precioso libro:
Es un libro con ideas geniales para hacer disfraces muy fáciles y muy chulos. Es de Emma Hardy (ed. Grijalbo).
Y mi mente está ahora mismo centrada en éste:
La idea era tenerlo para la fiesta de carnaval de la guarde... menos mal que nuestra guardería es super original y celebra carnaval fuera de temporada, con lo que... ¡Me da una semanita más para tenerlo listo!
Decidme, por favor, que vosotros estáis igual que yo. Que este agobio por no llegar lo compartimos, que tratamos de hacer más cosas de las que realmente podemos, pero pese a eso, seguimos inventando, seguimos creándonos necesidades...