Hígado: Órgano esencial.
Hay una manía obsesiva actual por limpiar el hígado y sobre todo en primavera. Es el momento en que la industria de la dietética saca sus compuestos hepáticos: la dieta de la alcachofa, la dieta del sirope de arce, kit de plantas para limpiar y drenar… Y los terapeutas ya se han puesto al día sacando cantidad de libros sobre remedios y curas de limpieza.
En fin, como veis, otro negocio más, pero claro, ‘natural’. Los que soléis leerme sabéis que no soy partidaria de estas curas, ni de tomar suplementos ni productos milagrosos, ya que todos éstos tienen un mensaje claro: ‘Ponte las botas, excédete con comilonas y alcohol. No te preocupes, nosotros luego tenemos la solución’. Y yo lo pondría más claro: ‘Estropea y daña tus órganos, altera tu sistema digestivo, ensucia tu sangre con productos químicos, sobrecarga a tu hígado que luego con estos productos dietéticos conseguiremos que tengas que seguir utilizándolos por mucho tiempo si antes no te ha aparecido una hepatitis u otra enfermedad grave’.
Los excesos de cualquier tipo ya sabemos que nos perjudican tanto mental como físicamente y luego nos pasan factura. Lo ideal sería no tener que depender de esta basura dietética y empezar a cambiar nuestro estilo de vida con una verdadera nutrición. El hígado tiene la capacidad de autoregenerarse si le ayudamos a base de eliminar toda la guarrería de la industria alimentaria.
Cuando alguien se encuentra mal su terapeuta ya directamente le recomienda que tiene que depurar, que su hígado está sobrecargado, y no lo niego, pero tenemos que tener en cuenta que el hígado no trabaja solo, que es igual de importante la vesícula biliar y un líquido esencial que nos ayuda en la digestión de las grasas y en absorber las vitaminas A, D,E y K: la bilis. La bilis se fabrica en el hígado y se almacena en la vesícula biliar que es como una bolsa en forma de pera que se encuentra debajo del hígado, en el lado derecho bajo los pulmones.
Cuando comemos comida fast-food, la vesícula biliar envía la bilis por un tubo llamado conducto biliar y lo introduce en el intestino delgado para hacer la digestión. La bilis está compuesta de agua, colesterol, lecitina, sales de bilis y la nombrada bilirrubina. Al comer demasiada grasa la bilis se sobrecarga con demasiadas sales de bilis, colesterol o biliburrina y aquí es cuando empieza a solidificarse en trozos duros apareciendo los cálculos biliares.
Sistema Biliar.
Tenemos que tener muy claro que existen unos tubos que sirven de almacenamiento y transporte de la bilis y enzimas del hígado, vesícula biliar y páncreas hasta el intestino delgado:
El conducto hepático saca la bilis del hígado, el conducto cístico lleva la bilis hacia y desde la vesícula y el conducto biliar lleva la bilis desde el conducto cístico y hepático hasta el intestino. Como he comentado, el hígado no trabaja solo, hay más jugadores que forman un gran equipo..
Si la bilis se solidifica puede quedar atrapada en uno de estos conductos causando inflamación en la vesícula, en los conductos y en el hígado. Si el cálculo bloquea la entrada al conducto pancreático aparece una enfermedad muy dolorosa llamada pancreatitis por cálculos biliares y es porque las enzimas que deberían ir hacia el intestino delgado se quedan atrapadas. Si alguno de estos conductos permanece bloqueado durante tiempo el dolor es insoportoble y puede causar un daño irreparable al hígado o al páncreas.
Como vemos la vesícula biliar y su bilis son de suma importancia. Muchos médicos de ‘bata blanca’ no la consideran un órgano esencial y te comentan que hacer una operación para extirparla no causa ningún problema. Pues amigos míos, si no tenemos vesícula, la bilis fluye desde el hígado y va directamente al intestino delgado, es decir, que ha desparecido la posiblidad de almacenarla. Así que la bilis va con más frecuencia al intestino delgado creando diarreas muy agresivas y aumentando la tasa de colesterol.
La bilis juega un papel muy importante como desintoxicador. Lo importante es mejorar la calidad de bilis para recuperar la vesícula biliar y eso se hace mejorando la alimentación. Y por favor, si hay alguien que su médico le ha recomendado que se extirpe la vesícula, que se informe, que hay otras alternativas. Imaginaos que os sale un grano en la mano y el médico dice que no pasa nada, te amputamos la mano y listo.
Los zumos de estos cítricos vendidos como sanos realmente resultan muy agresivos para nuestros estómagos.
Estoy bastante cansada de estas modas y terapeutas que se están ‘forrando’ contándonos que hay que depurar el hígado, que todos tenemos piedras en la vesícula. Sus remedios son a base de aceite de oliva, zumos de limón, manzana y pomelo (lo que más me asombra es uno de estos autores que recomienda zumo de manzana de una marca comercial que tiene más azúcar que fruta) y zumos vegetales como remolacha cruda. A ver señores, muchos de lo que hacen estas curas no es eliminar cálculos sino conglomerados de minerales y las piedras continúan en su sitio, en la vesícula. Y más cosas, el aceite de oliva que recomiendan tomar en ayunas hace que la vesícula se contraiga aumentando el peligro de que las piedras bloqueen el conducto biliar y aquí si que tenga que ser necesario una operación. Y otra cosa, los zumos de frutas vertidos en un estómago vacío pueden crear una necesidad urgente de vaciarse (diarreas) porque alteran las secreciones biliares y perjudican seriamente a nuestro estómago. Los zumos más agresivos son los de los cítricos como la naranja, el pomelo o el limón. Así que estamos como siempre, remedios dástricos y duros que se suponen que tienen que arreglar un órgano (el hígado) y te fastidian otro (estómago o intestinos).
Todos estos remedios pueden crear la formación de piedras de colesterol. En vez de arreglar el problema lo que hacemos es empeorarlo. ¿Por qué no nos dejamos ya de remedios milagrosos que no funcionan y vamos a la raÍz del problema? ¿Por que no nos responsabilizamos de una vez por todas y dejamos de maltratarnos comiendo toda la basura que nos venden y tomamos la determinación de cuidarnos y de sanarnos?
Ya sé que muchos pensaréis que todo lo que cuento está muy bien pero que los excesos se han hecho y hay posibilidad de tener el hígado fastidiado. Pues os recomiendo que empecéis a eliminar por una temporada la proteína animal (huevos, carnes, embutidos, lácteos) para así aligerar las funciones del hígado; dejar para siempre toda la comida de supermercado, si, toda; introducir cereales integrales, legumbres, algas, verduras de temporada; y hacer unos cuantos cuidados:
- El hígado necesita calor, su temperatura idónea es de 39 a 40ºC, como veis más elevada que el resto del cuerpo. Si le damos calor favorecemos y mejoramos su trabajo de drenaje. Así que podríamos ponernos una bolsa de agua caliente sobre el hígado tres veces al día de 10 a 30 minutos después de las comidas.
-Tenemos algunas plantas que ayudan al hígado a recuperarse, pero no estoy hablando de infusiones o cápsulas ya que la propiedad medicinal, la potencia curativa en estos formatos se ha perdido. Tendríamos que tomar el extracto vegetal de estas plantas y cuidado que no lleven alcohol en la composición. Qué irónico, intentamos recuperar nuestro hígado y a muchos compuestos les ponen alcohol…
Las plantas colagogas hacen que la vesícula se contraiga, las coleréticas estimulan la producción de bilis e incrementean su flujo:
Cardo Mariano: Regenerador hepático por excelencia.
- El cardo mariano (Silybum marianum) tiene un poder rejuvenecedor sobre el hígado, es antioxidante y estimula la producción de nuevas celulas hepáticas. Su principio activo es silimarina que actúa sobre las células hepáticas regenerándolas y acabando con las sustancias tóxicas.
- La alcachofa (Cynara scolymus) es conocida por ayudar a la función de la vesícula, posiblemente porque regula la producción de bilis. Pero cuidado, no todo lo que venden en las herboristerías que lleve alcachofa es sinónimo de depuración, existen muchas cápsulas y comprimidos que os puedo asegurar que es una manera inútil de gastar vuestro dinero. Un ejemplo claro de esta tomedura de pelo, es una marca que recomienda la mujer del Jesulín de Ubrique y su madre. Como habréis comprobado por vuestros ojos al ver a estas mujeres o realmente no la consumen, o como pienso yo, no tienen ninguna propiedad curativa.
- El boldo (Peumus boldus) estimulador de la vesícula biliar y ligeramente laxante. Ayuda a la eliminación de cálculos biliares y es utilizado como un buen protector hepático.
- La fumaria (Fumaria officinalis) para tratar las obstrucciones del hígado y las afecciones hepáticas en general. Hace que la vesícula funcione correctamente actuando sobre la formación de la bilis y su liberación. Ayuda en los cálculos biliares y en los problemas de digestión. Mejora todos los síntomas secundarios causados por disfunciones hepáticas: cansancio, jaquecas, falta de apetito, vómitos…
A ver si despertamos y nos damos cuenta que estos polvos químicos no sacarán nuestra tableta de chocolate (abdominales), lo único que harán es sobrecargar nuestro hígado y nuestros riñones. Espero que este chico sea consciente de ello...
A parte de las famosas piedras tenemos el colesterol. El encargado de regularlo es el hígado. Pero si nuestro hígado está sobrecargado por tóxicos, grasas hidrogenadas (margarinas), mala calidad o exceso de comida, aditivos, etc, el colesterol ‘malo’ se eleva. Cuando lo tenemos alto, el cuerpo nos avisa de que nuestro hígado está bastante saturado y tenemos que poner remedio: Eliminando de una vez por todas dulces concentrados, como el azúcar blanco, repostería, bollería industrial, galletas, bebidas gaseosas, zumos industriales, lácteos y derivados, café industrial, té e infusiones industriales, embutidos, fiambres, mariscos, huevos (ojo con el huevo invisible), fritangas y rebozados, aperitivos de frutos secos salados y calentados a altas temperaturas (eliminando y destruyendo su grasa buena), bebidas alcohólicas, dietas a base de solo proteínas (muy recetadas por médicos inexpertos en nutrición), batidos de proteínas, suplementos de gimnasio y medicamentos. Y una cosa que no me quiero olvidar: Debemos cocinar con buen aceite extra virgen de oliva primera presión en frío ya que si cocinamos con aceite de oliva refinado o aceite de girasol al calentarlos se transforman en grasas saturadas convirtiéndose en verdaderos tóxicos hepáticos. Así que más vale invertir en un buen aceite de oliva ya que si eliminamos todo lo anterior pero seguimos usando estos aceites seguiremos teniendo el colesterol alto. Y ojito con las margarinas que son grasas hidrogenadas, es decir, grasas químicas saturadas (hechas en laboratorio) que de sanas tienen poco y es mejor consumir un poquito de mantequilla ecológica que margarinas que ni son suaves ni ligeras.
La vida te pide que no hagas caso a la publicidad engañosa, a la publicidad manipuladora que lo único que hace es enfermarnos tanto física como mentalmente.
Haciendo estos cambios, que sé que no son tan fáciles de hacer por la vida actual y social que llevamos, nuestra función hepática se recuperará y volverá la Salud.
Seamos realistas y dejemos de ser tan ingenuos: Por mucha leche de soja que nos recomienda Jesús Vázquez que tomemos no nos bajará el colesterol, ni por muchos danacoles que nos recomiende Miguel Indurain, ni por mucha margarina ligera (la última, margarina de una marca conocida con soja: dos en uno), ni productos grasos en baja o light. Lo único que creará son pérdidas de minerales y problemas digestivos y renales, entre otras cosas.
Espero que seamos valientes y demos el gran paso para que la Salud llegue a nuestra casa, y no sólo por un par de semanas de limpiezas hepáticas, sino para toda una vida por delante con una nutrición verdadera.
Salud y Buenos Alimentos.
Yo Isasi
www.nutricionencasa.com