Ocho consejos para salir de la rutina en pareja

Por Cristina Lago @CrisMalago

¿Estás en pareja y no sabes qué hacer para salir de la rutina? ¡Enhorabuena! Si has llegado hasta aquí buscando soluciones, ya estás dando el primer paso para implementar cambios positivos que le den una nueva vida a tu relación. Aquí tienes 8 consejos prácticos, sencillos y baratos para comenzar:

1. Deseo, peligro: un famoso experimento de 1974 realizado por los psicólogos Dutton y Aron relacionaba la adrenalina con la atracción amorosa. No hay resultados concluyentes a este respecto, pero lo cierto es que realizar una actividad excitante y con un punto de peligro nos genera una sensación de “mariposas en el estómago” no muy distinta que la del enamoramiento. No hace falta tirarse en paracaídas: hay muchas otras opciones más baratas y menos acojonantes. Probar el sexo en un sitio más o menos público, apuntarse a un paintball, practicar algún deporte competitivo…si tu momento más salvaje de tu relación es la lucha por el mando a distancia, quizás ha llegado el momento de probar otras cosas.

2. Mírame…aunque no te hable: cuando estamos enamorados, nos deshacemos literalmente en los ojos del otro. Pero con el tiempo, los quehaceres, las obligaciones, los agobios y las prisas, podemos perder esa conexión que es esencial para no olvidarnos que el otro no es un mueble que está allí por costumbre, sino un amante con quien hemos establecido un vínculo muy distinto al que tenemos con un amigo o con un familiar. Somos pródigos en explicaciones y palabras, pero nos volvemos tacaños con las miradas y sin embargo, quien deja de mirar, empieza a dejar de amar.

3. Dos en la carretera: si tú ansías probar cosas nuevas para salir de la rutina y tu pareja se niega en redondo, no puedes imponerle tus intereses, ni tampoco permitir que te imponga los suyos. Tener aficiones y actividades con o sin la pareja es esencial y saludable. Renunciar a un pequeño reducto propio por no atreverse a hacer nada sin el compañero es una opción respetable, pero poco salubre tanto para la persona, como para la relación. No se trata de evadirse constantemente con mil actividades y pasar del otro, sino hallar un equilibrio que permita dedicar tiempo de calidad y disfrute a ambas cosas.

4- Sé tú mismo: pocas situaciones existen más aburridas y más desmotivantes que una pareja sin autoestima que vive por y para servir al otro. ¿Te apetecería hacer un viaje o apuntarte a alguna actividad, o pasar simplemente el tiempo al lado de una alguien que no sabe lo que quiere, no tiene iniciativa y carece por completo de chispa o de personalidad? Pues a tu amado/a tampoco. No hace falta estar todo el día discutiendo para defender tus derechos (y si hace falta, replantéate esa relación). Pero la sumisión y la pasividad son Trankimazín en vena para la pasión.

5- La vida es juego: en la rutina es fácil acabar por incorporar la relación a la zona gris de las obligaciones o de las tareas cotidianas. La pareja conlleva ciertas responsabilidades, pero se supone que le has elegido en primer lugar porque te gusta pasar tiempo en su compañía. Aprovecha el mundo que te rodea: está lleno de oportunidades para divertirse espontáneamente con las cosas más nimias. Bailar con el hilo musical de alguna tienda, beberse un vino bajo las estrellas, cocinar alguna bazofia incomible, echar una partida a los dardos…

6. Ser amigos: la vida evoluciona constantemente y la pareja, también. Hay periodos en los que hay dudas, angustias, miedos o preocupaciones   y es absolutamente normal y necesario que esto ocurra. Una costumbre dañina en la mayoría de las parejas es la de utilizar los problemas como excusas y no como puntos de partida para encarar juntos posibles crisis y cambios. Si te sientes a mal con la vida, en lugar de evadirte o de jugar a la pareja perfecta, prueba a desahogarte con quien se supone que debiera ser tu mejor amigo o amiga.

7. Predicar con el ejemplo: muchas personas se pasan el día animando a sus compañeros/as a hacer deporte, a apuntarse a cursos, a ir a psicólogos, a leer libros…Y animar está muy bien, pero antes de empezar a dar lecciones al otro sobre cómo mejorar su vida, pon los ojos en la tuya y analiza, con toda sinceridad, si es tan buena y te satisface tanto como para ponerte de paradigma. La mejor manera de que los demás cambien, es dar ejemplo. Recuerda que tu pareja es tu pareja, no tu hijo.

8. Tolerancia al aburrimiento: solemos idealizar la infancia como un tiempo de alegrías y diversiones constantes. Una detallada inspección en la memoria suele revelar, sin embargo, que en toda niñez existen grandes momentos de auténtico hastío que contrarrestamos desarrollando recursos creativos. Los adultos nos llenamos de actividades y ocupaciones para no enfrentarnos a los ratos muertos, lo cual impide que sigamos cultivando el necesario arte de la imaginación. La vida no siempre se mueve en picos altos y bajos: también incluye bastantes dosis dosis de rutina y aburrimiento, tanto si estás en pareja, como si no. En lugar de desesperarnos tratando de encontrar con qué llenarlo ¿qué tal si perdemos el miedo a aburrirnos?