A los 30 años de edad, Larry Hester fue diagnosticado con una enfermedad degenerativa llamada reitinitis pigmentosa (RP). A falta de un tratamiento disponible, fue perdiendo la vista poco a poco hasta quedar completamente ciego. Recientemente, fue elegido junto con otras seis personas para recibir un novedoso “ojo biónico” desarrollado por investigadores de la Universidad de Duke.
El prototipo es llamado Argus II Retinal Prosthesis Device y consta de tres partes: un pequeño dispositivo que se implanta alrededor del ojo del usuario, una cámara diminuta que se adhiere a unos lentes especiales y una unidad procesadora de video que porta el paciente.
Cuando el usuario se coloca los lentes y activa el dispositivo, la cámara empieza a captar las imágenes que la rodean. Estas fotografías se convierten en una señal eléctrica, la cual es decodificada por la unidad procesadora de video. Posteriormente, la señal es enviada al implante ocular, el cual estimula eléctricamente la retina.
La actividad eléctrica es interceptada por el cerebro, recibiéndola como puntos de luz que pueden llegar a distinguirse como diferentes objetos, incluyendo puertas, curvas de la calle, letreros y expresiones faciales. Si bien la prótesis no puede restaurar la visión por completo, actúa como un apoyo visual que permite a los usuarios distinguir entre diferentes objetos y les ayuda a navegar su entorno.