Quienes en otros países burbujeados han sentido el aliento de los recortes, los ajustes, la asfixia del consumo y, por qué no decirlo de una vez, la extinción sociocultural que el Poder Financiero y sus colegas perpetran desde hace décadas, habrán caído en la cuenta de que es un control global, transnacional, que quita y pone presidentes aquí y allá, califica naciones enteras como "basura" y es dueña de la mayor parte del tinglado mediático.
Pero, ¿qué pasa en España? Pues que en este país llevamos con lo mismo desde el s. XV. Las mismas oligarquías pero a nivel de barrio, que a veces se asocian con otras nuevas, otras les hacen la guerra y ahora, cosa nueva, se ven realizando no pocos malabarismos para complacer a los señores de los bancos internacionales al tiempo que no intentan en su poltrona del cortijo.
Roberto Centeno, en su artículo de hoy, dice: "En 1975 los españoles teníamos el gas, la electricidad y los productos petrolíferos antes de impuestos más baratos de Europa. A día de hoy, y sumando los déficits de tarifa, son los más caros no solo del continente, sino de toda la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos, compuesta por 34 estados) . La razón de esta monstruosidad tiene su origen, como todas las demás, en la infausta Transición y en la connivencia entre las oligarquías política, financiera y empresarial para repartirse España como si fuera un solar, y que en la energía se concretaría en la entrega a la oligarquía empresarial de los activos públicos petroleros y gasistas a un precio irrisorio y en la sustitución de los monopolios públicos con precios regulados por monopolios privados con precios libres."