La costumbre de morderse las uñas se conoce científicamente como onicofagia y es considerada por psicólogos y especialistas como un recurso para rebajar la ansiedad, la inseguridad, la depresión o la angustia. La onicofagia es uno de los trastornos nerviosos más comunes y afecta a un 45% de los niños y a un 25% de los adultos.
Este hábito suele aparecer entre los 3 y 5 años, sobre todo entre los niños más nerviosos. Aumenta su frecuencia conforme se acerca la adolescencia y, a partir de los doce años, por regla general, se suele renunciar a él. En los últimos años, el porcentaje de adultos que mantiene este trastorno ha pasado del 10% al 25% y afecta tanto a hombres como a mujeres. Con el tiempo, esta costumbre tiende a automatizarse, lo que hace más complicado desprenderse de este mal hábito.
El origen de la onicofagia tiene un origen nervioso o ansioso, es decir, surge derivado de situaciones de estrés, nerviosismo, insatisfacción personal o angustia. Quiénes se muerden las uñas lo hacen para rebajar dicha ansiedad, piensan que algo placentero reducirá la carga ansiosa y, de esta manera, entran en un círculo vicioso que termina por convertirse en una rutina mecánica.
Los efectos de la onicofagia en la salud
Sin embargo, más allá de un problema estético, la onicofagia puede tener consecuencias para la salud de las personas que la padecen, en el plano físico y en el psicológico. Respecto a este último, morderse las uñas genera un sentimiento de culpa porque quienes lo padecen creen que no pueden controlar sus impulsos y, como consecuencia, su autoestima y confianza en sí mismo se pierde. Es precisamente ese sentimiento el que genera más tensión y ansiedad, agravando aún más el cuadro. Por otro lado, genera también un sentimiento de vergüenza como consecuencia de las uñas recomidas o, incluso, por tener los dedos infectados. Esto puede llevar al retraimiento en lo que a diversas actividades se refiere (por ejemplo, aquellas en las que hay una exposición abierta de las manos).
En el plano físico, el primer efecto secundario de morderse las uñas es un mal crecimiento de las mismas, ya que se altera la anatomía del lecho ungueal (la parte de carne que se encuentra debajo de la uña). Por supuesto, se producen heridas alrededor de las uñas que tienden a infectarse e inflamarse, causando dolor en el dedo, y aumentando las posibilidades de que aparezcan hongos en las uñas. Por otra parte, dientes, labios y encías pueden verse afectados por este mal hábito. En el caso de los dientes, porque el repiqueteo constante puede causar el desgaste de los mismos. En el caso de las encías y los labios como consecuencia de las infecciones de las uñas.
Cómo acabar con la onicofagia
A continuación os traemos algunos consejos para evitar esta mala costumbre:
- Buscar un nuevo hábito, pero que sea funcional y saludable.
- Mantener las manos ocupadas y mascar chicle.
- Usa señales visuales (pintarte las uñas de colores llamativos o llevar anillos grandes) que te recuerden que no debes comerte las uñas.
- Usa lima de uñas y llévala siempre encima: ante una uña rota es mejor recurrir a una lima que caer en la tentación de morderla.
- Existen pintauñas incoloros que pueden eliminar esta costumbre debido a su desagradable sabor, sin embargo, debe existir voluntad para querer dejar de morderse las uñas.
- Recurre a técnicas de relajación que anulen el estrés y la ansiedad relacionadas con este hábito.