Creo que es uno de los muebles más susceptibles de ser tuneado de todo el catálogo de IKEA. Al mio ya le había hecho una intervención cuando lo compré (podéis verla aquí y también en el post original de la operación makeover), pero tenía un montón de ganas de volver a darle un cambio que lo integrara mejor en la cocina, que es donde suelo tenerlo de forma habitual. Un rollo de cinta de enmascarar y mi reciente pasión por las rayas blancas y negras hicieron el resto.