También encontraréis muchos locales en la Rua dos Mercadores, una callecita que baja hacía el río con bastantes locales pequeñitos especializados en pescados frescos. Elegimos uno al azar, la Taberna Ninho do Papagaio, y en este caso nos equivocamos. Comimos por 53,5€ para cuatro: calamares, rodaballo, bacalao de la casa y un chorizo asado de apertivos. El rodaballo estaba muy fresco y bien preparado. El chorizo se asa de una forma curiosa, con fuego sobre la propia mesa y también está muy bueno pero el resto nos desfraudó. El bacalao parecía de comedor escolar y los calamares parecen Findus.
Al otro la del Duero está Gaia, la zona de las bodegas. Y también la zona turística con la ribera repleta de puestecitos, heladerías o el mercado Municipal de Gaia, reconvertido a mercado gastronómico, al estilo del Mercado de San Miguel, más pequeño y algo abarrotado. En la parte de fuera, bares para degustar Oporto donde por 5 euros puedes probar 5 clases del vino de la zona.
También un montón de restaurantes de cocina típica portuguesa, mezclado con algún italiano y otras opciones más para guiris. El truco aquí es buscar las cartas más autóctonas, los platos más grandes o los locales más cutres como el Avelino Martins donde paramos a comer y por solo 37 euros tomamos una ensalada, un perolo de arroz de marisco y unas sardinas que estaban divinas.