Foto tomada la semana pasada al lado de casa
Ya estamos otra vez de lunes.
Creo que a medida que nos hacemos viejos, el tiempo coge una velocidad que para sí la quisiera Fernando Alonso en cualquier gran premio de Fórmula uno. El año corre que se mata y el verano está ya pidiendo pista para aterrizar.
Yo, mientras tanto, investigando porqué mi querido Miguel y alguno más, tiene que poner sus datos cada vez que viene por aquí. Creo que ya he dado con la solución y me va a llevar algunos días, ya que es producto de que la plantilla se ha quedado obsoleta. Así que estoy en proceso de cambiar la imagen del blog, ya tengo la idea y creo que en poco tiempo tendrá el aspecto que quiero. Además quiero que sea adaptable a los dispositivos móviles y tabletas. Creo que va a quedar bastante bien.
Por otra parte, hoy me han ofrecido trabajo de echadora de cartas, de tarotista. No ponía nada de edad, ni de experiencia, ni formación ni nada de esas chorradas que impiden que encuentres un trabajo bien remunerado y desde la calidez de tu propio hogar.
Lo he rechazado porque no me veía yo con un turbante azul con estrellitas color plata, una amplia túnica color malva y un bol de la cocina boca abajo semejando una bola de cristal y diciéndole al cliente por teléfono
-Pues te acaba de salir la del tío montado en un caballo blanco con un estandarte y debajo pone “death” que hasta donde yo tengo entendido, en la lengua de Shakespeare quiere decir muerte, pero espera que me lea el manual a ver si tiene otras acepciones, que no sean necesariamente que te vas a ir al otro barrio, espera no cuelgues.
El pequeño detalle de que te ingresen el dinero desde un país extranjero y te pidan el número de cuenta así a bocajarro, ha sido un punto más para que renuncie a un futuro lleno de éxitos en este terreno.
Una verdadera pena, porque podría predecirle el futuro fácilmente a más de uno, sin cartas ni nada. Yo con el bol de la cocina boca abajo tengo suficiente.
Ayer le he vuelto a cortar la oreja al Niño mientras le cortaba el pelo. Él dice que soy muy torpe, pero yo estoy empezando a pensar que lo que ocurre es que sus orejas están mal hechas, como desencuadernadas ó algo así, porque no es normal que las tijeras se vayan dos veces al mismo sitio y la misma oreja. ¡No me jodas!
Se ha puesto como una bestia pero lo de la maceta no lo ha vuelto a repetir porque enfrente tenía una de barro cocido de 70 cms de diámetro y con 80 Litros de tierra. Eso sí, me ha vociferado, aullado, increpado, acusado de que lo quería dejar sin oreja y bla, bla, bla…
La Santa que lo aguanta estaba en casa y ante los gritos y quejas le dijo que sí que era un horror, pero que la dejara dormir la siesta..
Lo triste de todo es que me estaba diciendo que tuviera cuidado no lo fuera a cortar como la otra vez…
-¿Ves? Estoy perdiendo facultades por días. Como tardes mucho en darme un nieto, no voy a poder ni tenerlo en brazos.