Esta creencia errónea nos produce sufrimiento que incrementa el producido por la situación real. Tenemos que asumir que no somos capaces de superar todo. Esto implica reconocer que somos humanos, que no somos omnipotentes y por lo tanto ante determinadas situaciones lo único que nos queda es la aceptación, pedir ayuda a un Ser Superior, y dejar de darle vueltas. La solución vendrá por sí sola.
Toda situación se puede soportar y el ser humano puede mucho más de lo que él cree como se demuestra continuamente. Es nuestra mente la que nos dice que no podemos. Hay que parar este soliloquio mental, quedarse en silencio interior, y así un día tras otro.
La solución vendrá o tal vez nos daremos cuenta de que no la necesitamos.