Paisaje Fantasmal, el paisaje tabú

Por Experimentourbano

El paisaje como mensaje, una imagen de una cabeza vista desde de frente puede sugerirnos que una imagen puede esconder otra cosa así las imágenes dobles, potenciales, escondidas y accidentales, las anamorfosis y metamorfosis, las antropomorfosis de mapas y alfabetos medievales, siluetas, proyecciones, calambures visuales, ilusiones ópticas como ya lo decía Roger Caillois en su El lenguaje de las piedras.
La percepción se hace protagonista en este mensaje al igual que los sentidos, la ambientación, etc. Entramos en un mundo desconocido, en el maravilloso mundo de lo subjetivo, de lo intangible, invisible e irracional. Podríamos hablar incluso de mundos paralelos o de diferentes realidades. "Despertad sombras de la oscuridad, adormecidas por la oscuridad de esta caverna. Mostrad vuestras danzas en formas e imágenes y enseñarme vuestra realidad y a percibir lo que vosotras percibís" quizás esas palabras serían pronunciadas por nuestro amigo Platón.
El paisaje, según Joachim Ritter, comenzó como un género literario con Tetrarca. Ritter considera que el paisaje constituye “la naturaleza que se hace presente en la mirada de un observador que la siente y la experimenta”. El paisaje seria pues la adecuación de la naturaleza “real” y exterior a las coordenadas de la interioridad de quien la contempla, algo ostensiblemente cierto en lo que respecta al paisaje romántico pero también extensible a otros estilos y tiempos. No se trata en este caso de un hecho como tal, sino de una construcción mental sobre la base de una impresiones sensibles que –esas si- se encuentran ante nuestros ojos.
De este modo, no solo la naturaleza en su sentido puro, sino la realidad exterior transformada y deformada por el hombre, podría venir también a integrarse en el paisaje. No es absurdo entonces que la tradición pictórica paisajística entronque con el paisajismo real de los arquitectos: arquitecturas clásicas descomunales en el Renacimiento, su desaparición en el Barroco sustituidas por juegos fantasmales de luces que evidentemente proceden de arquitecturas que no se hacen presentes; después el realismo galante y ajardinado del Rococó que confluye con la descripción retórica del pasado de los neoclásicos y, por fin, el Romanticismo, la inversión del paisaje, su adecuación a los sentimientos interiores, la confirmación de las utopías arquitectónicas de otros siglos –El Bosco, Piranesi - trasformándolas en ruinas, despoblándolas de personajes, llenándolas de soledades terribles y misteriosas.
El paisaje es la pintura del paisaje, el hecho de la observación del medio ambiente, en nuestro caso, de la descripción del espacio vital de una sociedad concreta.
Ahora queda preguntarme ¿cómo percibís vosotros el paisaje? o para ser más exactos un paisaje fantasmal. Intentaré ser objetiva y limitarme a investigar vuestros comentarios dentro de las webs y al hacerlo podréis obtener algo como esto....

"inmisericorde en las hojas de los árboles y en el asfalto, en la carrocería de los pocos coches aparcados y en los hombros del ciudadano que circulaba por un paisaje casi fantasmal. Aún no se había doblado el cabo del mediodía de la Navidad y el centro de Sevilla presentaba un aspecto fantasmal, como de día después; mejor aún, como un retrato premonitorio de lo que puede llegar a convertirse no más sigan cerrándole puertas. Mañana cruda, de resaca, con casi nadie por las calles y los que las transitaban iban como con prisas hacia la fecha de caducidad. Alta media de edad en los muy pocos que iban y venían, con una inmensa mayoría buscando el cobijo del Señor allá en su casa de San Lorenzo. Pero lo más inquietante del paisaje era el más que posible aspecto premonitorio que presentaba."
El miedo intrínseco al vacío. Cuantas veces hemos notado estar tristes o tener una sensación de vacío, la nada, a la soledad creando en nosotros una empatía extraña de la que nos cuesta salir. Los pasillos vacíos, los caminos vacíos ¿por qué inconscientemente nos acercamos a la pared de un pasillo en vez de andar por mitad? Por miedo


Ascenso al Kilimanjaro
"La montaña más alta de África, imponente, aislada, y objeto de mitos y leyendas, cuya silueta se eleva por encima de las sabanas de Kenia y Tanzania, es una estampa ineludible para cualquier fotografía de los grandes Parques Nacionales. Este célebre macizo de fuego y hielo está constituido por tres volcanes.
La ascensión, que realizaremos sin técnicas de escalada, ofrece al visitante una visión de su increíble diversidad. Del paisaje fantasmal y nebuloso de las laderas bajas pasaremos a los fríos bosques de coníferas. Después, al desierto alpino, cuya sobrecogedora soledad corona los hielos perpetuos de la majestuosa cima."


Aislamiento, magnificencia, lugares donde los mitos y las leyendas se amontonan. Normalmente son lugares donde la Naturaleza muestra todo su poder como puede ser el caso de los volcanes, las cascadas o las grandes grutas. Lugares donde las personas notamos la insignificancia de nuestro ser frente a la grandeza de la inmensidad que nos rodea. Podemos llegar a pensar "estamos solos o no soy nada".



A comienzos del siglo veinte había algo que ningún intelectual podía eludir; la construcción hacia el espacio de esa gran Babel. El propio Le Corbusier, en sus anotaciones de Cuando las catedrales eran blancas recoge a la perfección esa mezcla de terror fascinado, de enorme euforia de la ciudad: “Por primera vez en la historia los hombres han proyectado por entero sus fuerzas y su trabajo hacia el cielo: toda una ciudad en el aire. ¡Qué desorden, Dios mío, qué furia! Manhattan es sublime y atroz al mismo tiempo”. Strand recoge esa euforia y la filtra a través del discurso entusiasta de Whitman mirando desde lo más alto, y desde lo más bajo; desde arriba la ciudad se revela como un paisaje fantasmal que pone de manifiesto la insignificancia de sus criaturas, desde abajo (y gracias a la invención de la cámara cándida con la que Strand fotografiaba a la gente sin que se apercibieran creando un juego de espejos que le permitía capturar a quien en realidad estaba en un ángulo de 90 grados) a sus sufrientes habitantes. En esa serie se incluyen prodigios como “Blind Woman” o “Sandwich Man” que pertenecen ya, de facto, a la historia de la fotografía y que el propio Stiegltiz presentó en Camera Work con el siguiente prólogo: “Strand no recurre a ningún truco, su visión es potente, su obra es pura. Su trabajo es brutalmente directo. Estas fotografías son la expresión directa de nuestro tiempo y por eso las reproducimos aquí en toda su brutalidad”.




Son muchos los que en sus comentarios dejan muestra de la impresión que les crean ciudades como Nueva York, dichos comentarios siempre suelen hacer referencia a Babel y como el hombre se propone llegar al cielo. No nos ponemos de acuerdo en si hemos llegado ya allí como pretendíamos o por si por el contrario los viajes a la luna y nuestro desconocimiento de la verdadera dimensión del universo son respuestas claras de un no rotundo. Normalmente cuando algo se nos impone con contundencia podemos hablar de la contundencia de las formas o de volúmenes nos sentimos bastante impresionados. Las antiguas construcciones de Egipto con sus pirámides o las construcciones de México o las catedrales europeas son un claro ejemplo de lo que hablo.



Fotografías de Mathias Klotz muestran la costa chilena después del tsunami

“La sensación que transmiten tanto las fotografías como el documental es de un paisaje solitario, hecho de despojos y sin la presencia de personas. El hecho de que parte del territorio afectado fuera un borde costero asociado a segundas viviendas, acentuaba ese paisaje fantasmal. Sin embargo, incluso en Talcahuano, único lugar poblado denso que visitamos, el centro estaba cercado y evacuado, por lo que incluso ahí encontrabas esa sensación desoladora”.
Mathias Klotz agrega que “el paisaje después del desastre es muy quieto. En general todo fue silencioso y eso se puede ver en las fotografías. Busqué reflejar ese silencio, hay una búsqueda de una cierta atmósfera de paz ex profeso haciendo alusión a ese momento que se produce cuando todos apagan las luces de un lugar para irse a la casa”.


ANCUÑA
"Los indígenas se instalaron en esas latitudes antes de la llegada de los españoles, aunque fueron desapareciendo por las sequías, los vientos o el intenso frío nocturno. Ellos bautizaron a los cerros con nombres propios como “Ancuña” que significa en araucano “indio sentado sobre una cuña.” Cuando los indios eran los dueños de la tierra, según sus leyendas consideraban a las alturas como el camino al paraíso, por ello enterraban a sus muertos en lo alto de los cerros.


Nuestro suelo presenta ejemplos de formas rocosas fantásticas, donde el viento y los escaso aguaceros las modelan a su entera voluntad. Paisajes fantasmales, parecieran copiados de Marte. Escenarios que se eslabonan desde las latitudes más áridas hasta las cadenas patagónicas fueguinas. La lista incluye Tampalacha (La Rioja) el Valle de la Luna o Ischigualato (San Juan) la Sierra de las Quijadas (San Luis) el Cañón del Atuel (Mendoza) y los Bosques Petrificados de Santa Cruz. "

A partir de aquí se empieza a notar una repetición de conceptos a la hora de definir un paisaje fantasmal. Se podría definir como espacios que han tenido leyenda o historias importantes, espacios de cultos como enterramientos, espacios que dan sensación de soledad, de imponencia.....




LA REVOLUCIÓN DEL REINO: COMO JESÚS Y PABLO TRANSFORMARON EL MUNDO O ANTIGUO


Como un paisaje fantasmal que se alza de entre los escombros de aldeas, barriadas de chabolas y ciudades-mercado largo tiempo enterradas, está volviendo a la vida el mundo de Jesús, Pablo y los primeros cristianos. En docenas de yacimientos arqueológicos de Israel, Jordania, Siria, Turquía, Grecia e Italia, excavadores y especialistas en Nuevo Testamento están recomponiendo los indicios aportados por tantos restos para construir una imagen nueva y sorprendente de los orígenes históricos del cristianismo: una imagen que contrasta de manera inquietante con imágenes más familiares y reverentes de Jesús, los discípulos y los pacíficos montes y valles de Galilea.

Quedaban por hablar de los paisajes en los que ha habido una destrucción, esos lugares o paisajes donde notamos lo efímero del tiempo. Siglos de grandes imperios a nuestros pies, donde lo único que vemos es polvo, destrucción y una tierra estéril. Seguimos por tanto hablando en términos meramente subjetivos pero por lo menos conseguimos encontrar factores comunes en este análisis


Burgos, final de parada
"La salida de Atapuerca se dirige a una subida por la que aflora la caliza conformando un paisaje fantasmal, modelado con tensón por el agua que se oculta, como un tesoro, en su interior. Algunas cruces, como hitos humildes, de madera sencilla, con sus mástiles clavados sobre los montones de pedruscos amontonados, emergen en medio de este naufragio de piedras blancas iluminadas. En una de ellas, un par de botas que ha sido lanzado desde la base, cuelga justamente del aspa, como un homenaje a los pies cansados.

M. F. Esperilla (mayo 2004)"
Este sería otro ejemplo de lo dicho anteriormente. El aislamiento junto con los restos de civilizaciones pasadas, más esa sensación de destrucción hacen que este tipo de paisajes ante el espectador pueda definirlos como fantasmales.

Un búnker fantasmal en las entrañas de Budapest
BUDAPEST// Iba a ser el refugio de la nomenclatura húngara en caso de ataque nuclear. En la empobrecida Budapest de los años cincuenta, su costosa construcción debió ser promovida por quienes entonces se consideraban a sí mismos los líderes más realistas y sagaces de la Hungría estalinista. A la postre, resultaron ser los más obtusos y fantasiosos: el búnker es hoy un húmedo y fantasmal agujero que no sirve para nada, como para nada sirvió entonces. ANTONIO AVENDAÑO
Normalmente mostramos miedo a lo desconocido, el caso de las entrañas de las ciudades, los conductos de desagüe suele ser un ejemplo de ello. Lugares perdidos, olvidados por los hombres de buena voluntad y cobijo de maldades, de suciedad y inmundicia.
Aproximación a la literatura hispanoamericana. El llano en Llamas, J Rulfo
"El tiempo: para los personajes la vida nunca se situa aqui y ahora, sino a alguna parte del futuro o pasado, o en algún lugar mas allá del llano. Tiempo impreciso, mundo condenado en que se pierde la cuenta del tiempo y la gente vive en un purgatorio con un paisaje fantasmal.
Escenario: el paisaje es siempre el mismo, una gran llanura en la que llueve, ardientes valles, montañas distantes, remotos pueblos habitados, que adquiere una gran importancia sobre los seres: los condena."
En estas palabras, Javier Hernández no sólo nos habla de un paisaje fantasmal sino que no los describe con todo tipo de detalles y según él, vivir en uno nos condena para siempre.

Fotografía: RaMaOrLi
El torcal de Antequera, un paisaje casi galáctico
"Sí, estamos en España, concretamente en tierras andaluzas, aunque bien podría parecer un paisaje propicio para cualquier película salida de la factoría de George Lucas. Nada más lejos, en Málaga, en plena sierra del Torcal, encontramos estas formaciones de rocas calizas prehistóricas que han originado este paraje de misteriosa belleza.
En la carretera en dirección a Antequera, el paisaje se transforma. Las rocas erosionadas en miles de años han originado una especie de manto rocoso inenarrrable. El Torcal está compuesto por numerosas rocas del periodo jurásico que, del fondo marino emergieron a la superficie y que, debido a la acción de la erosión ha creado formas inusitadas, mágicas, diferentes y casi fantasmales. Sus fallas crearon, a su vez, divertidas composiciones, que han sido bautizadas con nombres como El tornillo, el ataúd, el sombrerillo, el adelantado…"

Muchas veces al definir un paisaje árido hacemos analogías con los climas desérticos, muchos llegan más lejos y comparan con Marte o con la Luna y eso tiene el peligro de acabar en alguna película de ficción gravada en tierras almerienses, planeta arriba o abajo. Perdonar pero no puedo dejar de reirme con este tipo de cosas. No dejan de ser ilusiones opticas que son reiteradamente recurrentes en el cine pero sí tengo que admitir que el día que pise.


El paisaje invisible
Da título a una obra pero habría realmente, si lo pensamos, algo más terrorifico que un paisaje que no se ve, que no lo percibimos. Escaparía a cualquier razocinio y a cualquier ley de la física o de la lógica ¿puede haber algo más terrorifico? Yo por ahora pienso que no. Imaginad en este caso a las personas invidentes, este es su día a día

"Los paisajes fantasmales e iconos mórbidos del pasado como ruinas y paisajes apocalípticos"
Esta serie de litografías de
Hisaharu Motoda sobre el Tokyo post-apocalíptico nos muestran un paisaje terrorifico y espantoso, podemos relacionarlo con la destrucción final o incluso el no paisaje. El siguiente paso entre un paisaje desértico y la nada total. Por desgracia hoy en día hay innumerables imágenes de este tipo de paisajes tan dántescos y tampoco es cuestión de profundizar en ellos puesto que no es mi cometido.


"La velada de Londres", la más breve y quizás la más fascinante, es un episodio imaginado por Lourenzo sobre la novela "Drácula" de Bram Stoker, y tanto ésta como las otras dos, "Cuando llega diciembre" y "La velada espectral de Mr. Peabody", nos ponen ante una especie de surrealismo crítico o de fantasmagoría realista, en la que es evidente la crítica concreta a los tiempos actuales y sus corrupciones y oscuridades. Así, la patria de estas veladas es tanto el inconsciente del poeta como, digamos, Santiago de Compostela. El paisaje será fantasmal pero también sobre él cae y se desliza una lluvia concreta y reconocible como cotidiana en la vida de todos los días sobre aquella geografía -Galicia- que es la patria, real o imaginaria, de estas acciones que constituyen "una escena espectral, maravillosa; un milagro del gélido noviembre", como dice Peabody en la última, mientras Mina acentúa en la primera ese carácter fantasmagórico-realista de estos personajes: "Me veo borrosa. Casi no me reconozco en este rostro indefinido. No soy yo. Tampoco soy otra persona". Estamos en la realidad del misterio o, de lo que es lo mismo, en el misterio que hay en el fondo de las opacas realidades de todos nuestros días.
Roke Aldekoa


Cartas a Dali: el caballero de la muerte
Evidentemente el arte no iba a quedar atrás, con Dali a la cabeza encontramos estas cartas donde hablan del tema




Posgótico, periferia y literatura de mujeres
Por Olga Rodriguez
A mí BA me encanta. Me encantan las ciudades grandes. Me gusta el anonimato, cierto peligro, últimamente que estoy un poco más vieja la sufro también. Es el ambiente ideal para ser joven en general, no solo para ubicar una historia narrativamente. Hay otro sentido,
la posibilidad de moverse, de desaparecer, de construir diferentes identidades, la circulación que te da me parece propicia en un momento de construcción de la identidad.

– Y tu apego por los barrios bajos, ¿cómo nace?...
– [] Esto se llama ‘El gran BA'. Son los restos de la ciudad, lo que ella expulsa, la periferia. Claramente es un lugar de extramuros, lo que hace que la ciudad termine siendo una especie de ciudadela medio inexpugnable. Aunque es muy cerca geográficamente, simbólicamente salir de El gran BA hacia capital, hacia la ciudad de BA, es lejísimos, como si fuera otro mundo. En los últimos años han eliminado ciertas redes de transporte. Ahora para llegar a un barrio que está a 15 kms. de la ciudad hay que tomar tres buses. Entonces esos chicos viven lejísimos y estas zonas terminan siendo una especie de mito estando al lado.

La periferia, la parte de ciudad no construida, no controlada por el urbanista ni por los urbanitas, cogijo de los homeless, rateros, timadores....Es pasto y siempra de posibilidades y de incertidumbre. Zonas de grandes retos para el arquitecto y para los políticos dicho sea de paso.



Paramillo, ciudad fantasmal argentina
Curioso es leer que los espacios de transición son espacios fantasmales, definidos incluso como moradas nebulosas quizás de algún arquitecto obsesionado por la resolución de dichos espacios o por la incertidumbre que ellos nos crean. Nos quedará hablar también de lo que se entiende por ciudades fantasmales como un caso determinado de paisaje.



la ciudad sobreexpuesta de Paul Virilio
Si una vez la arquitectura se definió a sí misma en función de la geología, en función de la tectónica de los relieves naturales, con sus pirámides, torres y demás mañas neogóticas, en el presente se define en función del estado de las artes tecnológicas, cuyas vertiginosas proezas nos exilian del horizonte terrestre.
La metrópolis actual, neo geológica, como el “Monument Valley” de alguna era pseudo-política, es un paisaje fantasmal,
el fósil de sociedades pasadas cuyas tecnologías estaban íntimamente ligadas a la transformación visible de la materia, un proyecto del que las ciencias se han apartado en forma creciente.



Quizás al dar mi propia visión del paisaje, después de vistas todas interpretaciones sobre el mismo sea la más acojedora a mi parecer es entender el paisaje como nuestra casa puesto que habitamos los paisajes, por este motivo quería dejaros este enlace a una gran novela. Espero que os guste. El paisaje era la casa
Y nos quedan los
lugares fantasmales aunque es mucho más entretenido y tiene menos relación con la arquitectura como puede verse