En estas acuarelas de los meses de octubre y noviembre he seguido con mis probaturas de pigmentos. He recurrido a acuarelas de marcas que utilizo menos y, al final, los resultados son muy similares pues, en definitiva, son las mezclas que vas haciendo las que te llevan al color que en las acuarelas queda. Así, mi conclusión es que como he repetido muchas veces ya, sólo hay unos pocos pigmentos, muy concretos, que marcan la diferencia y se vuelven imprescindibles, por estar muy cerca de lo que buscas. Me refiero a esos pigmentos minerales de jade, lapis, sodalita o amatista. Poco nuevo he usado, salvo un índigo puro de la marca italiana Nila Colori, hermoso, pero caro.
He sacado a relucir pigmentos de Titán (Bizancio) y de Españoleto, de fabricación nacional y que en nada desmerecen de los mejores de otras marcas. Ya hablamos en la entrada anterior de las rusas White Nights, de Schmichke, Kremer, Windsor & Newton, Rembrabdt, Sennelier, Daniel Smith y algunas otras muy conocidas y utilizadas. En estas últimas acuarelas también he usado Roman Szmal de Cracovia, en Polonia, y Rosa Gallery, de Ucrania. Tienen unos catálogos bastante extensos, de un solo pigmento, algunos que granulan tanto como las de Daniel Smith. Razonables sus precios y magníficos sus resultados.
Utilizo mucho el lapislázuli de Daniel Smith, una azul agrisado muy característico. Va muy bien para lo que busco en los troncos de eucaliptus. Para las sombras recurro a menudo al violeta de amatista, muy transparente y poco pinturero. Es de los pocos colores que se pueden usar directamente del tubo, sin mezclas. EL lapislázuli de Daniel Smith es de Chile, como el de Kremer. He encontrado dos fabricantes (Turner y Roman Szmal) que dicen que es de Afganistán. Si será, pero más de 25 euros el tubo. Cada día aparecen nuevas marcas. Algunas se dicen artesanas, veganas y otras cosas, pero sus precios animan poco a probarlas.