En varias zonas de la provincia de Jaén y Granada, los panecillos en leche se preparan durante Cuaresma y Semana Santa, aunque en su origen sefardí, eran un reconfortante plato caliente en noches frías o un refrescante sustento en los agobiantes días de verano.
En Extremadura, sobre todo en la zona del Jerte, se les conocen como repápalos dulces o sapillos extemeños, siendo su postre cuaresmal por excelencia.
En sus comienzos, se preparaban en un almíbar de agua y azúcar, enriqueciéndose posteriormente con leche para darle un mayor aporte nutricional, como pasó también con las gachas dulces o incluso, las torrijas, otro de los platos en los que el pan sobrante encontraba su aprovechamiento.
Hoy, los panecillos en leche se suelen preparar con pan rallado, debido a la falta de esos panes “sentaos” de miga fuerte, pero si tenéis la oportunidad de encontrar un pan casero, no lo dudéis porque salen más esponjosos.
Una compañera me dijo que su suegra, de Torredelcampo (Jaén) los deja cocer como dos horas y pico, de manera que la leche se evapora convirtiéndose en crema, siendo una auténtica delicia (doy fe).
En cualquier caso, os animo a probar estos panecillos en leche, porque a pesar de su sencillez, es un postre realmente delicioso y estoy segura que, una vez lo probéis, lo vais a repetir.
Cómo hacer panecillos en leche, paso a paso:
Ingredientes:
Para los panecillos:
- 4 huevos
- 1/2 cucharada de levadura en polvo
- 2 cucharadas de azúcar
- 1 cucharadita de canela molida
- 1 chorrito de anís
- 4 cucharadas de pan rallado, o miga de pan del día anterior
- una pizca de sal
- acete de oliva virgen extra para freírlos
Para la leche:
- 2 litros de leche entera
- La cáscara de una naranja y un limón
- una rama de canela
- 100 g de azúcar
Preparación:
Batimos los huevos con la levadura, el azúcar, la canela, el anís y la pizca de sal.
Añadimos el pan rallado poco a poco, procurando que la masa no quede demasiado dura, como una papilla espesa.
En un cazo con aceite de oliva virgen o virgen extra caliente, vamos echando cucharadas de masa hasta tener los panecillos fritos.
En una olla vertemos la leche con las cáscaras de naranja y limón, el palo de canela y el azúcar y incorporamos los panecillos fritos.
Dejamos hervir unos tres cuartos de hora, hasta que los panecillos queden bien empapados y la leche comience a estar cremosa.
Se pueden servir tanto calientes, en un frío día de invierno, como fresquitos, en una plácida tarde de primavera.