Hace ya algún tiempo os hablamos del trabajo de la fotógrafa madrileña Paola Bragado en una serie de fotografías que, más allá de sus virtudes técnicas, brillaban por su narrativa. Ahora, aprovechando la difusión de su nuevo trabajo, Mis mujeres exquisitas, revisamos una vez más la trayectoria de una de las fotógrafas más interesantes y prometedoras de nuestro país. Asistente desde 2010 de Chema Madoz (tras un periodo de cuatro años con Alberto García-Alix), Paola se adentró en el mundo de la fotografía tras una formación inicial en pintura, hallando su vocación en tierras estadounidenses, origen también de sus mejores imágenes.
En Mis mujeres exquisitas encontramos retratos de grandes desconocidas que Paola seleccionó en un criterio claramente emocional. Y su exquisitez radica en el equilibrio que demuestran a la hora de moverse entre el glamour y la cotidianeidad, lo natural y lo impostado y, gracias a Paola, servir de eje a unas composiciones tan valientes como repletas de elementos cinematográficos.