Esta afirmación surge de un estudio del Imperial
College de Londres, que observó que si se tiene una alimentación frecuente y en
pequeñas cantidades, los niveles de ácidos grasos en la sangre se mantienen
estables. Comer frecuentemente durante el día, significa que no hay cambios
repentinos de los niveles de ácidos grasos, lo que permite que el cuerpo haga
un ingesta de manera más eficaz y disminuya el riesgo de enfermedades
cardiovasculares. La investigación aludida analizó la dieta de 2,000 personas
en el Reino Unido, Japón, China y los Estados Unidos. En esta muestra, la mitad
de los participantes comieron menos de seis veces al día y el resto más de esa
cantidad. Pero todos consumieron, por día el mismo número de calorías y
alimentos. Los resultados del estudio, indican que el primer grupo tuvo una
presión arterial sistólica significativamente más alta en relación con los que
comieron con más frecuencia y además, presentaron mayor peso. A juicio de los
especialistas, es hora de abandonar la tradicional idea de solo desayunar,
comer y cenar. Hay múltiples estudios y experiencias personales que corroboran la
eficacia de comer varias veces al día, porque es evidente la aceleración del
metabolismo que se produce, gracias a lo cual es posible bajar de peso y se
reduce el riesgo de obesidad.