¿Para qué he comprado esto?

Por Yolanda Pérez @psicolunablog

Determinados estados emocionales pueden llevarnos a actuar de forma impulsiva en nuestras compras.

Otra vez sin niñera….

Y ahora sí que es un problema. Ya nos hemos tenido que llevar a los niños varios días a la oficina uno de los dos y aunque son bastante formales, la última vez que fui a recogerles, estaban en plena competición de aviones de papel con varios folios importantes.  Para colmo, para poder diferenciar cuál era de uno y  de otro, habían decidido sacar unos marcapáginas  de colores de uno de los códigos de su padre… ¡en fin!

Si os ha pasado alguna vez, estaréis conmigo en que es una sensación muy pero que muy estresante estar en el trabajo sin saber muy bien qué está pasando fuera y sin estar segura de que todo está controlado. De hecho, hay veces que hasta me llega a deprimir.

La última vez que me ha pasado,  cómo no podía ir a la oficina, decidí ir a pasar una mañana de compras. Llamé a mi vecina, con una niña de edad parecida a los míos, a ver si se animaban  a venir con nosotros.

  • Hoy a la mañana vamos a Ikea ¿venís?
  • ¡Claro! Siempre me viene bien ir a Ikea. ¿Qué vas a comprar?

  • No me hace falta nada, dar una vuelta.

Así que pusimos rumbo a ese almacén lleno de  un montón de cosas totalmente innecesarias.

Una vez los tres en la guardería, teníamos toda una hora por delante para relajarnos por los pasillos de la tienda. Aunque no  había mucha gente,  no teníamos toda la mañana así que mientras nos contábamos nuestras últimas preocupaciones, íbamos llenando el carro con un poco de esto y otro de aquello.

No fue hasta llegar a la caja e intentar organizar lo que era de cada una que  le pregunté:

  • ¿Has comprado tú esto?

-No- me dice  mi amiga.

  • Entonces ¿lo he cogido yo? ¿cuándo? ¿para qué quiero yo esto?
  • Ja, ja- se ríe. Estas peor de lo que parecía.

  • Eso parece- pensé- Y decidí revisar el resto de mi compra  antes de pagar. Por suerte no tuve que desprenderme de nada más.

Esta escena que os relato nos puede pasar a cualquiera y desde luego no tiene que ver con ningún trastorno. Sin embargo, me hizo pensar en por qué me había pasado. No me costó mucho relacionar lo estresada y preocupada que estaba ese día con la compra que había hecho.

El estado emocional afecta profundamente al comportamiento. Pero, ¿qué hace que se desencadene una compra compulsiva?  ¿Qué  lleva a alguien a comprar sin control ropa, comida, objetos del todo a cien o cualquier otro tipo de producto más allá de sus necesidades e incluso de sus posibilidades económicas?

A pesar de ser un comportamiento muy estudiado, no existe todavía un criterio unánime sobre cuál puede se la causa de esta reacción.

Durante mucho tiempo, se ha establecido una relación entre la depresión, el estrés y situaciones de carencia con esa necesidad de “llenar” un vacío real o imaginario.

Dejando a un lado casos que podrían ser clasificados como trastornos y que requerirían una intervención clínica y multidisciplinar, lo que está claro es que las compras compulsivas se relacionan con:

  1. Situaciones de insatisfacción, estrés, tristeza o malestar emocional en general.
  2. Necesidad de evasión, dificultad para enfrentar dificultades.
  3. Impulsividad.
  4. Oportunidad, facilidad de realizar la compra, visión de estar haciendo un gran negocio (ofertas, promociones).
  5. Dejarse sugestionar, dificultad de superar la presión comercial.

Así que ya sabéis, para evitar desahogar nuestro malestar con compras de las que luego nos podamos arrepentir estaría bien:

  1. Evitar salir de compras los días que estamos especialmente tristes o deprimidos.
  2. Si decidimos hacerlo, pedirle alguien que nos acompañe y aprovechar también  para hablar de lo que nos preocupa en ese tiempo.
  3. Planificar antes de salir, cuánto queremos o cuánto nos podemos gastar.
  4. Intentar hacerlo en establecimientos que nos permitan realizar una devolución (en estas circunstancias, es muy frecuente arrepentirse de la compra e incluso no utilizarla nunca)

En cualquier caso, siempre será mejor, resolver o afrontar  el problema de fondo y disfrutar de una jornada de compras  sin cargas adicionales.

Yolanda P. Luna


Archivado en: Procesos Psicológicos, Psicología en el día a día Tagged: compras compulsivas, depresión, estrés, impulsividad