Una de nosotras siempre recuerda una lupa grande que sus abuelos tenían encima de la mesa de la salita. Una camilla vestida con terciopelo azul, bajo la que todos entrábamos en calor en invierno, mientras nos entreteníamos hojeando las revistas de sociedad preferidas de la abuela, o jugábamos con aquel instrumento que el abuelo necesitaba para poder ver mejor las letras. Esa lupa con mango de color negro por la que era inevitable no observar impresionados el tamaño de los poros de la mano, el de las pestañas del que estaba al lado, o su color del iris. Un mundo XL fascinante por descubrir, mientras el abuelo nos observaba divertido. Pues resulta que, ahora es el no va más colocar una lupa como objeto decorativo, no habiendo salón que se "libre" de ella. ¡Y los abuelos sin saber que estaban creando tendencia! Foto Foto Foto Foto Foto Foto Pero no nos extraña que, además de útil, resulta muy decorativa.