Cuando te
cuentan un chiste más de cuatro veces éste pierde la gracia. Y esto es lo que
me pasa con la cuarta entrega de Paranormal Activity, aunque parece que esta
sensación no es compartida por buena parte del público, ya que las sucesivas y
más que correctas recaudaciones de cada una de las partes ya ha supuesto la
confirmación de una quinta. No voy a entrar a juzgar esta evolución, los
dólares mandan y mientras la saga siga respondiendo económicamente las
continuaciones se sucederán, lo que sí que tengo claro es que la fórmula
cinematográfica o libro de estilo utilizado ofrece visibles signos de desgaste;
entrando de lleno en esta cuarta parte es poco o nada lo que se puede explicar
sobre ella, las constantes argumentales se mantienen inalterables aderezadas
con algún nuevo elemento que pretende ser original, los golpes de efecto
(previa imagen inmóvil de varios segundos) son aburridos a más no poder, los
actores siguen siendo horripilantes (eso sí que da verdadero miedo) y absolutamente
vacíos de un mínimo de intensidad (eso da verdadero terror) y el ya famoso uso
y abuso de cámaras de video, web cams, xbox y demás cachivaches electrónicos es
por recurrente bastante fastidioso; ¿qué más se nos ofrece?, pues bueno una
sucesión de situaciones más o menos ridículas que nos muestran en días
sucesivos, y sin tregua, toda una serie de fenómenos paranormales que pondrían
los pelos de punta a cualquiera de nosotros si los viviéramos realmente, pero
que en la película solo sirven para que los protagonistas (dos adolescentes
planos...planos) jueguen sin rubor al manido 'hay que miedo tengo pero me voy a
dormir tranquilamente para ver qué pasa mañana', y es que amigos la tensión y
la atmósfera de la que hacían gala, en mayor o menor medida, las anteriores
obras, aquí está completamente diluida o ahogada por la mediocridad del
argumento, si a este hecho le añadimos lo recurrente de su filmación (nada de
riesgos, no toquemos lo que ha demostrado sobradamente que funciona y gusta al
personal) y los presumibles sustos que hasta mi hijo de diez años es capaz de
predecir, solo nos queda que contemplar impertérritos y armados de una coraza
de paciencia de varios centímetros de grosor los casi noventa minutos de
tortura anormal, que no paranormal, ya que el visionado es como un completo
ejercicio de masoquismo donde la intriga y tensión se derivan de intentar
descubrir por qué estás viendo semejante desaguisado.Si la anterior
entrega sorprendió agradablemente por la leve inclusión de la brujería con su
consiguiente secta, aquí continúan con el mismo esquema sin aportar nada más,
es decir vista la anterior vista esta, sorprende pues que compartiendo ambas
responsables (Henry Joost y Ariel Schulman), la propuesta de esta cuarta
entrega derive a la explotación sin rubor de los mecanismos y lenguaje
cinematográfico usuales en la saga, apostando por un inmovilismo alarmante y
pasando olímpicamente de abrir el campo explorado para dotarla de un componente
dramático más potente.En definitiva y
a costa de ser pesado, para mí la franquicia Paranormal Activity ha entrado de
lleno en el encefalograma plano; no sorprende, no emociona, no da ningún tipo
de miedo o angustia y por supuesto, por lo menos a mí, aburre soberanamente,
pecado este último imperdonable para cualquier film. Solo cabe esperar a la
siguiente entrega, tener esperanza y que no se cumpla el dicho ¿quieres sopa?
pues cinco platos.Recomendada
exclusivamente para fans de la saga (que son legión), si sois como yo y buscáis algo más jugoso,
interesante e intenso, haríais bien en manteneros alejados de esta tomadura de
pelo.Bueno hoy me ha
salido un post bastante negativo, pero es que a veces la sensación de que el
género de terror está inmovilizado en las pantanosas aguas de la comercialidad
mal entendida, y que solo rinde tributo al dios del dinero, me saca de mis
casillas. Voy a buscar alguna película que me llene más.Hasta mañana
amigos/as de El Terror Tiene Forma.