Hay dos partes claramente diferentes en esta película. La primera parte en la que el director va construyendo la trama y una segunda parte, que empieza cuando la anterior sirvienta vuelve a la casa, que se inicia con el último sobresalto y que camina hacia el desenlace.
La primera parte es prodigiosa. Tiene todo lo que tiene el cine de calidad y de entretenimiento. Te quedas enganchado a lo que estás viendo y pides más y más. Seguramente ha sido esta primera parte la que la ha hecho, merecedora o no, ganar el premio en Cannes y la que ha despertado los elogios de la crítica, excesivos o no.
La segunda parte comienza también con muy buenas expectativas pero lamentablemente el director o los guionistas no han sabido mantener el nivel y termina convirtiéndose en una mezcolanza de cine de terror, de humor ácido, de psicópatas de pacotilla, vamos que baja el interés de la película casi hasta la previsión del encefalograma plano.
Pero miren lo que les digo, la primera parte es tan buena que merece la pena ir a verla.
Lo del contenido del guion, lo de la interpretación de los actores, lo de quién es parásito, si unos u otros, las libertades estéticas del director, su leve juego simbólico, su búsqueda de complicidades con el espectador, todo está ya probado en el cine. El olor de la pobreza, las clases sociales y la superficialidad de las clases altas, si son ignorantes o no, todo tópicos.
Pero la historia no, la historia es la prueba de que en el campo de la creatividad siempre termina llegando alguien que pone sobre al mesa una suculenta historia. Y alrededor de ella ya todo se convierte en ropaje.
Me acordé viéndola de “Hierro 3”, también coreana, otra historia magnífica. Lastima, lastima que los guionistas no se devanaran los sesos un poquito para encontrar un desenlace a la altura de la trama planteada.
Podía haber resultado una película inolvidable. Así solamente se ha quedado en una muy buena película.
No se la pierdan. Disfrutaran.