Paris mon amour

Por Polidaschamineras @nanocp08

Polidas chamineras fotografía el vientre de Francia. Rincones de París.

Hola fotógrafos del ancho mundo. ¿Qué no conocemos de París? Fotografías, películas, literatura. Pero hoy os traigo algunos de los rincones de mi París, lugares especiales que atrapan el alma. Acompañarme de la mano de estas fotografías por algunos de los rincones más emblemáticos para Polidas chamineras.
Comenzamos por el curso de agua que atraviesa París: el río Sena. ¿Qué es lo mejor que podemos hacer? Tomarnos nuestro tempo. Pasear orilla arriba, orilla abajo. Disfrutar del río donde Javert deja su vida al no poder luchar contra su conciencia (Víctor Hugo, Los Miserables); donde Raphael de Valentin se ahoga (Balzac, La piel de Zapa); donde un joven dejó su vida después de redactarla en una carta (Maupassant, Carta que se encontró a un ahogado). Un río muy ligado a la literatura.

¿Vamos a París y no disfrutamos de un café parisino? Pues, si te gusta el café, no. Miles de establecimientos tradicionales a tu disposición. El de la fotografía está en el barrio de Montmatre. Buscar el vuestro. Os llevaréis un grato recuerdo de vuestra estancia.

Otro rincón que propongo es la Place des Vosges (Plaza de los Vosgos), en el Marais. Una preciosa plaza cuadrangular, porticada. En una esquina podemos visitar, y lo recomiendo fervientemente, la casa que tuvo allí Víctor Hugo (en el número 6). Pisar las estancias del hombre que creó Los Miserables, Nuestra Señora de París o Historia de un crimen es impresionante.

Puede sonar tétrico, pero en París también se pueden visitar los cementerios. Especialmente uno: el de Père-Lachaise. Un coqueto cementerio, por su disposición. Podemos recorrer sus rincones para toparnos con el compositor Bizet, el poeta Apollinaire, el egiptólogo Champollion, el cantante Jim Morrison y, yo recomiendo, al escritor Honoré de Balzac. Sólo por crear La Comedia Humana ya merece un monumento.

Y por último, tres monumentos arquitectónicos de primera magnitud. El primero: la Tour Eiffel, maravilla de la técnica que busca tocar el cielo; segundo: la catedral de Nôtre Dame, donde las gárgolas son testigos de las intrigas de París; y por último, la basílica del Sacre Coeur, que bien merece una visita a pesar de las escalinatas infinitas. 



En otras entradas futuras visitaremos más rincones de París. Hasta entonces, nos seguimos leyendo aquí, en el blog Polidas chamineras