Con ambas fragancias me identifico plenamente y las considero mucho más que “fondo de armario”. Creo que son fragancias con una personalidad muy definida que marcan definitivamente el estilo de quien las lleva. Son como una declaración de intenciones y las dos tienen a la ROSA como centro sobre el que giran el resto de las notas olfativas, con resultados absolutamente diferentes.
HOY, EL ROSA ES MI COLOR
Me vais a permitir que me ponga romántica, sin que sirva de precedente, pero es que hoy me apetece. Si pienso en PARÍS, y estoy hablando de la ciudad, automáticamente pienso en la música de MAKASSAR y el CHILLOUT, en las noches del mes de julio vagando por es Sena,
o en las mañanas radiantes que me han brindado los meses de abril y mayo y que he disfrutado recorriendo los jardines de la Tullerías o los alrededores de la Torre Eiffel.
SI TENÉIS UN POCO DE TIEMPO, OS RECOMIENDO QUE OIGÁIS LA MÚSICA PARA TERMINAR DE SITUAROS EN LA HISTORIA
Por eso es un recuerdo romántico, porque la soledad le saca una ventaja indiscutible a la compañía: que el pensamiento es libre y es el pensamiento, tu imaginación la que vuela sin cortapisas.
Sola, libre, sin horarios y con un escenario absolutamente subyugante en el que perderte, como es PARÍS, hasta el AMOR es posible. ¿Quien le corta las alas a la imaginación?
Entonces es cuando no me siento sola porque me imagino mis historias. A veces él está a mi lado, en otras ocasiones siento el juego del escondite que quiere ver la luz y observo con gran placer interno que no manifiesto, el momento en el que él ralentiza su paso por Place Vendome con el único propósito de prolongar nuestra caminata por tan magnífico lugar para llevarse ese recuerdo consigo.
Le dejo que piense que no me he dado cuenta de cómo me miraba, de cómo iba fijando su vista en los rincones de la mítica plaza. Le dejo que piense que no me enteré que aminoraba el paso y dejo fluir una conversación ligera. Siempre me fascinó el arte de la conversación. Durante la charla, se acerca y se aleja queriendo adivinar. Menciona lo mucho que le gusta el aroma de las rosas frescas por la mañana y pienso que esta vez ha estado muy acertado porque elegí PARÍS PREMIÈRES ROSES, de YVES SAINT LAURENT.
Si hay algo que me fascina del Perfume, como la Música, es su capacidad para crear imágenes mentales y para evocar recuerdos. Cuando viajo, me gusta elegir bien la fragancia que me va a acompañar en cada ocasión porque sé a ciencia cierta que volver a asomarme a su aroma es asomarme a los recuerdos que vendrán conmigo a mi regreso, y eso para mí es sagrado.
Me da lo mismo si aquello de verdad sucedió o simplemente, lo imaginé. Lo que me importa es que a través del perfume, puedo capturar mis sueños, encerrarlos en un frasco de cristal que destapo a mi antojo cuando siento nostalgia, cuando quiero volar muy lejos y volver con Él.
La ROSA CENTIFOLIA protagonista absoluta de PARÍS PREMIÈRE ROSES es esa fragancia que elijo llevar sobre mi piel en las mañanas de abril y mayo, esté donde esté. Me gusta su ligereza y esa sensación de humedad que transmiten sus notas de salida, como de rocío de la mañana, que es ese momento mágico en el que la promesa de un día repleto y radiante se extiendo sobre mis pies como una estela sobre la que quiero correr sin mirar atrás.
Las notas de hoja de violeta y flor de azahar hacen también su recorrido hasta llegar a fundirse con las campanillas verdes y el lirio del valle sumergiéndose en un gran claro de un bosque soñado de madera de sándalo.
Sigue sonando MAKASSAR y me dejo arrastrar por los acordes de IN MY WORLD, de BUDDA SOUND FEATURING DEW. Convencida de que nadie me ve, bailo sin parar. Noto la presencia de las notas sensuales de los almizcles blancos de PARÍS PREMIÈRES ROSES y entonces entiendo sus connotaciones transgresoras, aunque sean blancos y sintéticos. ¡Objetivo logrado. No podré olvidarlo!
Descubrí CLASSIQUE tarde, muy tarde, cuando trataba de entender por qué Él había vuelto a aparecer en mi vida, después de más de 20 años de ausencia total. Sabía que Él estaría allí, en el mismo lugar que la primera vez. “¡Vendrá acompañado!” Pero no, estaba solo. Por más que quise esconderme, no lo pude evitar porque él vino como una flecha y no dudó en ser directo, por una vez, Él que tan a gala lleva la ambigüedad de sus palabras. En cuanto levanté le miré a los ojos comprendí que sería para siempre; en cuanto se posaron los acordes de CLASSIQUE sobre mi hombro, también. Y no he podido/no he querido evitar caer rendida, así que me entrego a esta emoción, sin más.
El suelo resbalaba por la nieve y el hielo pero yo no estaba dispuesta a renunciar a mis botas altísimas de ante negro. Impecables desde hace un montón de años en mi armario, vienen conmigo cuando la ocasión lo merece. Hoy quiero que me acompañen con mi vestido camisero de raso de seda en rosa nude, como el color del vestido-corsé de purpurina de mi edición limitada de CLASSIQUE, y mi abrigo negro de visón trenzado. No estoy muy segura de que Él vaya a entender lo que significa para mí. El perfumista, seguro que sí, que para eso es perfumista y es francés.
Traslado a primera hora de la mañana las emociones que me había prometido para la noche anterior. Me acerco despacio por un hielo que cruje en mis pies y sigo sin ser capaz de mantener su mirada, que clava desde la esquina del teatro. Después de tanto tiempo, su mirada me sigue intimidando porque me niego a confesar que el listón lo puse tan alto sólo para gustarle a Él. Antes, muerta.
“No es para niñas“, me dije la primera vez que sentí CLASSIQUE, por eso él no había vuelto todavía a mi vida. Y 1993, el año del lanzamiento de la fragancia de JEAN PAUL GAULTIER, se me antoja lejos, muy lejos y muy niña todavía. Incapaz de entender o de sentir lo que tenía ante mí. Nada escabroso. Detesto las historias morbosas. No me van, pero no he podido evitar el silencio o la distancia. Mucho más evocador y mucho más libre.
El amor romántico siempre me pareció transgresor por lo que tiene de libre. La libertad absoluta, eso es lo que de verdad me interesa. Un corsé que reivindica la libertad de las formas rotundas y redondas del cuerpo femenino, y que es capaz de reinventarse porque su esencia no caduca nunca. Y un nombre, CLASSIQUE que nada podía hacer pensar en la transgresión, producto de la imaginación de un genio de la moda, JEAN PAUL GAULTIER. Homenaje a la mujer en estado puro, un icono para la eternidad. Un accesorio sacado del Dadaismo transformado en símbolo de poder que hace gala de su capacidad para cambiar mentalidades; que se brinda a la fantasía y que se casa con la Alta Costura sabiendo que siempre serán un matrimonio bien avenido.
Suena una versión de ALL THE MATTERED de ALMADRAVA y pienso en ese momento de intensidad antes del desfile o antes de mi cita inevitable. Con la frase “nadie escapa a su propio destino” me sorprendió mi madre una mañana de confidencias sin censuras. Todavía resuena en mis oídos.
Por fin, llego a su lado. Me acerco para darle un casto beso en la mejilla, pero con la clara intención de que perciba mi perfume y le pregunto: “¿Qué te parece?” Él sabe que me refiero a la fragancia que llevo ese día, pero también sabe que nunca, nunca le revelaré el nombre de mis favoritas, igual que sabe que nunca le hablaré de amor.
Se toma tiempo para contestarme y vuelve a acercarse, esta vez con con la intención de darme su opinión: “Muy suave“. ¿¿¿MUY SUAVE??? No estoy muy segura de que el perfumista JACQUES CAVALLIER tuviera la intención de crear precisamente una fragancia “suave” con CLASSIQUE, tan francesa ella… con esas notas de rosa, ylang-ylang, vainilla y las maderas ambarinas… No, no creo que su intención fuera la de crear una fragancia “suave” sino un elixir embriagador ante el cual, los amantes sucumban sin darse cuenta.
Astutos los franceses. Entonces… ¡Objetivo cumplido. Sigue sin ser consciente de sus sentimientos! Y no seré yo quien le abra los ojos. Mucho mejor así, su ausencia de compromiso y mi deseo de libertad es lo que ha transformado esta relación en un amor eterno.
CUALQUIER PARECIDO CON LA REALIDAD, ES PURA COINCIDENCIA
MUCHAS GRACIAS
POR COMPARTIR ESTE DÍA
CONMIGO
INMA LÓPEZ