Paseando en elefante en Sri Lanka

Publicado el 23 noviembre 2016 por Juldavs

Durante nuestro viaje por Sri Lanka pude tachar de mi lista una de mis deseos: dar un paseo a lomos de un elefante. Tengo que decir, que además de cumplirlo, nunca imaginé que también tendría la oportunidad de darle un bañito en el río. Una experiencia realmente increíble.

Nos encontrábamos de paso en la ciudad de Kandy y en las afueras, existen varios lugares que ofrecen visitas para estar un ratito en compañía de estos increíbles animales. Una experiencia que recomiendo siempre que se busque un sitio que no explote ni maltrate a los animales a costa del dinero de los turistas.

Aunque nos habían hablado del orfanato de elefantes de Pinnewella, quizás uno de lo más conocidos, al final nos decantamos por la Millenium Elephant Foundation (MEF), de la que además hicimos la reserva online desde su web. Ambos lugares son centros de rescate de elefantes, aunque viéndolo en perspectiva, quizás el MEF no fue la mejor elección.

Llegamos y adquirimos la entrada, que también incluía un paseo largo, por 2500 rupias por persona. Rápidamente un voluntario se acercó a nosotros para presentarse y nos dijo que él nos acompañaría todo el tiempo y que si le dejábamos una cámara nos tiraría fotos para que tuviéramos un recuerdo

Nos acercamos a una especie de embarcadero. Una plataforma de hormigón que te dejaba a la altura del elefante y que hacía que subirse a su lomo fuera francamente fácil. Así que siguiendo las ordenes de su mahout, nuestro elefante se acercó, nos subimos y empezó nuestro paseo.

Nunca había subido a un elefante y solo había una lona entre su piel y nosotros así que la sensación era total. Notábamos cualquier movimiento y cuando había pendiente hacía abajo parecía que nos fuéramos a caer. Lástima que fue extremadamente corto y eso que habíamos pagado la vuelta larga, cuando ya empezaba a pillarle el truco tocó bajarnos con el consiguiente tirón del pantalón del mahout pidiendo propina. Segundo mal sabor de boca del día, el primero fueron las cadenas que el elefante llevaba alrededor del cuello.

Nos preguntaron si queríamos darle de comer, así que compramos una cestita de fruta por 200 rupias que nos duró nada y menos. ¡¡Hay que ver como comen!! pero es realmente gracioso ver como el elefante coge la fruta de tu mano con su trompa. Un momento muy divertido y que disfruté como una niña.

Pero lo mejor estaba por llegar, el mahout condujo al elefante al río el cuál tan solo entrar en el agua se pegó la gran meada y después se tumbó mientras movía la trompa hacía nosotros. Nos invitaron a entrar para que le diéramos un bañito, así que nos arremangamos los pantalones y pa dentro, total, ya estábamos curados de espantos 😉

Si lo vivido hasta entonces era genial, esto fue impresionante. Tener un animal tan grande disfrutando mientras le tiras agua y le friegas la piel con un coco, mientras los pececitos te van picando la piel, es brutal. Se me acaban los adjetivos para explicarlo. ¡¡Hay que vivirlo!!

Finalmente, tras asegurarnos de que nos habían hecho casi un reportaje de boda (la próxima vez tendrá que aprender a enfocar), salimos del agua y nos despedimos de nuestro amigo. Aix que penita... Terminamos la visita en el Museo donde el voluntario nos explicó la historia de la fundación, como recogen a los animales y como es habitual en el país, nos pidió descaradamente una propina 🙁

La experiencia fue increíble por el simple hecho de estar tan cerca de estos magníficos animales, pero el trato que recibimos por parte del personal de Millenium Elephant Foundation fue más bien de un ganado al que hay que sacarle el dinero aprovechándose de su ilusión. Me queda la duda de si realmente ayudan a los elefantes o solo los tienen para hacer negocio, pero basta con hacer una búsqueda en Tripadvisor para ver los comentarios negativos. Una pena 🙁