Paseando por La Gran Muralla China

Publicado el 15 septiembre 2016 por Juldavs

Durante nuestra ruta del Transmongoliano, pasamos unos días en Beijing y como no podía ser de otra manera, acercarse a La Gran Muralla era una visita obligada y un sueño hecho realidad. Con una extensión de más de 6700 km, la Gran Muralla es considerada uno de los grandes tesoros arquitectónicos de la humanidad. Un tesoro que impresiona y te deja sin palabras.

Existen diferentes sectores que pueden visitarse desde Beijing, el más conocido y concurrido es el de Badaling, aunque nosotros fuimos al de Mutianyu a 70km. Un escarpado tramo con bastantes torres de vigía que se remontan al siglo VI y que después fueron reconstruidos por la dinastía Ming. Este sector es menos visitado, pero tiene la curiosa posibilidad de bajar por un tobogán y eso no nos lo podíamos perder. Solo a los chinos se les podría ocurrir algo así

La Gran Muralla discurre por los bordes de la montaña y está rodeada por frondosos bosques, así que puedes subir en un telesilla igualito a los que te puedes encontrar en las estaciones de esquí, aunque un poquito más hecho polvo. Puedes disfrutar de unas vistas increíbles e incluso ver a la gente bajando por el tobogán.

Una vez arriba, escalones de más de medio metro de alto, un calor sofocante y una humedad elevada no evitaron que nos tele transportáramos por un momento al pasado. Cuesta imaginar como pudieron construir semejante mole en la punta de la montaña, cuando el calor y la humedad del ambiente hacen que andar y sortear sus inmensos escalones, sea todo un esfuerzo.

No recuerdo haber sudado tanto en mi vida e incluso a punto estuve por el cansancio de no hacer la foto de Wall-E. Pero, el pobre no tenia la culpa de mi agotamiento y estar tirada en un suelo milenario haciéndole fotos a un muñeco tiene su gracia, o eso pensaron los turistas que pasaron por mi lado 😛

Nos despedimos de este gran tesoro y nos dirigimos hacia el tobogán con unas ganas enormes de hacer el friki, a pesar de que la cola era inmensamente larga. El tobogán tiene carritos individuales y una palanca para frenar durante el descenso y poder controlar la velocidad. Además las salidas se realizan con minutos de diferencia para evitar los embudos, aunque eso no impide que te encuentres con algún torpe turista para que te desgracie el momento. Por suerte fue solo al final y aunque parezca mentira era una chica española. ¡¡Estamos por todas partes.!!

Al llegar al pie de la muralla, tuvimos que lidiar otra vez con los puestecitos de vendedores que querían venderte cualquier tipo de souvenir y comimos en un restaurante cercano.

Y así fue nuestra aventura por la Gran Muralla China, si tenéis oportunidad de visitarla no lo dudéis. Aquí os dejo algunas fotitos 😉