El caminar, no solo es bueno para la salud. También es útil para deambular por la ciudad junto con una cámara. En ese sentido, vivir intensamente ese caminar, incentiva la curiosidad y el sentido crítico. Por eso, no encuentro otro método más eficaz para conocer, de una manera pausada, un territorio, su atmósfera, su gente, y su luz.
(c) Mark Cohen
Este ansia de explorar una ciudad mediante un caminar crítico me lleva, en muchos casos, a conocer espacios públicos al margen de los circuitos turísticos. Esta idea resulta fundamental para comprender “la otra cara” que se llena de nuevos significados. En ese contexto, la fotografía de calle, entendida así, revitaliza con sentido crítico, un documento simbólico de una ciudad poco probable de ser vista sino se "la camina", si no se la explora con intensidad en todos sus laberintos urbanos.Este año, salí a caminar por los barrios periféricos de Essaouira y descubrí otra ciudad.
Hace poco me llegó a casa, un nuevo libro de Francesco Careri: Pasear, detenerse, que bien puede servir para introducirse de una manera reflexiva sobre la experiencia de la pausa, del detenerse en ese andar que para este gran epistemólogo italiano es como un instrumento cognitivo y creativo capaz de transformar simbólica y físicamente el espacio.
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