Te sentirás identificado o identificada con este rasgo si siempre te ha gustado aprender cosas nuevas, tanto en un ambiente más académico como por tu cuenta, aprovechando cualquier situación o persona que te permita aprender. Hay mil maneras para conseguirlo y actualmente disponemos de mil modos de nutrirnos en este aspecto.
Este punto es básico si quieres acabar desarrollando una personalidad dinámica y que crezca. Me viene a la cabeza la frase de que un día sin que hayamos aprendido algo nuevo es un día perdido, así que podemos procurar que no pasen nuestras jornadas sin que hayamos interiorizado, captado o probado a adquirir conocimientos o destrezas nuevas. Hoy día disponemos de recursos infinitos gracias a las nuevas tecnologías. Gracias a internet tenemos infinidad de webs, foros temáticos, magníficos blogs, enciclopedias colaborativas (p.ej. wikipedia), aplicaciones de móvil y muchas más herramientas.
A algunas personas el poder conectar con otras que tengan un toque intelectual les es básico; sin embargo aquí lo fundamental y aplicable a todo el mundo es el tener esa capacidad y deseo de aprender, sea cual sea la base de la que uno parta. Este rasgo es normalmente apreciado y conecta con la curiosidad. La capacidad de querer y desear saber más me atrevo a decir que está muy conectado con el éxito en la vida. No podemos saberlo todo, pero sí podemos tener esa voluntad, esa voracidad por conocer más cosas.
Aún más, las personas que nos hacen ver que gozan con lo que sabemos nos están premiando, cualificando. Piensa en qué ocurre cuando nos preguntan sobre alguno de los temas que más dominamos, fluimos hablando de ello. Esto podemos utilizarlo para conectar mejor con los demás y ser focos de conocimiento.
Aquí te propondré un ejercicio para mejorar en este rasgo. Los libros nos proporcionan una vía clara para trabajar esta clave. En todo barrio o pueblo suelen haber bibliotecas públicas gratuitas. Una manera más de explotarlas es participar o crear un club de lectura con amigos interesados en ello, compartiendo libros, leyendo párrafos en voz alta o participando en iniciativas tipo Book Crossing, “liberando” libros en lugares públicos para otras personas. Además hay librerías de canje y de segunda mano. Una manera de seguir aprendiendo utilizando tus libros favoritos y, además de conectar con otras personas, divirtiéndote con ello.
Por ejemplo, las películas Billy Elliot y Una mente maravillosa nos proporcionan dos ejemplos muy diferentes de este amor por el aprendizaje. ¿Se te ocurren otras películas, libros o materiales que motiven este deseo de aprender?
Antoni