Martin Seligman y Park Peterson establecen como una de las fortalezas el sentido del humor. El placer de reír y de hacer reír a otras personas es una de esas cosas que no solo nos hacen pasar un buen rato sino que nos hacen ser más felices. En España a quienes más me ha gustado oír hablar sobre el humor han sido a el psicólogo Eduardo Jáuregui y al pedagogo Jesús Damián Fernández, fundadores de una consultoría especializada en la aplicación del humor, la diversión y las emociones positivas en el trabajo…y es que se puede uno divertir hasta en el trabajo. Jáuregui en una entrevista concedida a Expansión explicaba como "El sentido del humor es una de las mejores formas de enfrentarse a los desafíos y problemas que inevitablemente surgen en el día a día y que, de otro modo, podrían bloquearnos."
Clásicamente se ha diferenciado el humor positivo, que provoca una risa inofensiva en nosotros o en los que nos rodean sin atacar a nadie, y el humor negativo, que provoca risas a costa de los demás, agrediendo o ridiculizando. El humor positivo no tiene por qué ser un humor blanco, que lo puede ser, puede ser verde, amarillo o utilizar la ironía y la inteligencia, sencillamente es el humor que no se basa en hacer daño al otro… está claro que no estamos hablando del humor donde un presentador se ríe de una persona con discapacidad intelectual, eso lo único que provoca es mala leche. El humor positivo nos provoca pasarlo bien, estar alegres, reducir el estrés, prevenir la depresión o mejorar la comunicación… Muchos estudios están indicando que el humor y la risa mejoran nuestra salud, nos hace respirar mejor, que nuestro sistema cardiovascular esté más fuerte e incluso mejorar nuestro sistema inmunológico. El demostrar sentido del humor mejora nuestras relaciones sociales, provoca que la gente tenga más ganas de estar con nosotros, que tengamos más oportunidades para estar con los demás, conseguir nuevas risas y continuar con los beneficios del humor positivo.
¿Se puede utilizar el sentido del humor incluso para llevar mejor experiencias desagradables? ¿Se puede reír uno de todo? Yo creo que sí. Un buen ejemplo se da en Rocca Canterano, una pequeña localidad cerca de Roma que nunca ha pasado de 2000 habitantes en el último siglo. En este pueblo se celebra la “Festa del Cornuto” en honor a los desafortunados que tienen un amante rastrero, un festival donde la gente se disfraza y desfilan narrando historias satíricas sobre infortunios amorosos, traiciones y rupturas. Como señala Lonely Planet, los participantes del desfile lucen astas de cornudo en la cabeza, guiño humorístico al hecho de que nuestra vida amorosa a veces puede ser una broma. Revolcarse en el sufrimiento no suele ser una buena solución ante nuestros problemas, sin embargo tomarnos la vida menos en serio y reírnos de muchas de las cosas que nos rodean nos puede acercar a la felicidad.