No sé si a vosotros os ocurrirá lo mismo, pero comer un dulce que no lleve chocolate como ingrediente principal me da la impresión de que me va a engordar menos. Es muy probable que contenga más grasa y calorías, pero me genera menos remordimientos.
Os pongo unos ejemplos:
Si leo la carta de postres de un restaurante y veo: "tarta de queso" y, unas pocas líneas más abajo, "tarta de chocolate", irremediablemente pido "tarta de queso" -aunque me apetezca mil veces más una tarta de chocolate con salsita de chocolate caliente por encima-. Si me apetece un helado siempre, siempre, siempre pediré de fresa o de vainilla o de limón o de-lo-que-sea-menos-de-chocolate.
Este autoengaño también lo suelo aplicar en casa (no siempre, porque sino nunca hubiera llegado a hornear el casi medio centenar de dulces con chocolate de este blog). Lo aplico, sobre todo, cuando se aproxima el temido "cambio de armario". Ese momento angustioso en el que me devora la incertidumbre por saber si entraré o no en los pantalones del año pasado o si la blusita tan mona que me compré hace dos veranos no habrá estrechado de manera misteriosa.
Por eso, durante la semana pasada, cuando las temperaturas que tuvimos fueron de lo más veraniegas y por momentos me invadía el temor de tener que poner patas arriba el guardarropa, opté por preparar esos dulces que yo llamo "ligeros", es decir, sin chocolate, pero que contienen tantas o más calorías, grasas y azúcares que el pastel más chocolateado del mundo. Un claro ejemplo: este delicioso y sencillísimo pastel de almendras, requesón y limón.
Mucho más rico que cualquier pastel con chocolate, nada empalagoso y que sabe ¡¡a mazapán!!
Sí, sí!!!!! A mazapán!!!! Porque lleva mucha almendra. Mmmmmmm...
¡Qué feliz soy! Porque me encanta el sabor del mazapán. Es uno de mis dulces preferidos.
Además, adquiere una jugosidad que permanece días y días después (si es que no habéis podido evitar coméroslo todo, como yo, con la excusa de que "si, total, está hecho con requesón, el queso más ligero, ¿no?") ^_^
No me enrollo más, espero que os guste este jugosísimo pastel de almendras, y que lo hagáis cuando más os apetezca. Sea primavera, verano, otoño o invierno. Sólo porque sí. Porque nos apetece.
Pastel de almendras, requesón y limón
INGREDIENTES (para un molde redondo de 20cm)
- 120g de margarina, a temperatura ambiente
- 240g de azúcar en polvo
- 2 cucharadas de vainilla en pasta o dos vainas de vainilla
- la ralladura de 2 limones
- 4 huevos, a temperatura ambiente (separadas las yemas de las claras)
- 240g de almendras molidas
- 300g de requesón
- almendras laminadas (para espolvorear)
PREPARACIÓN
- Enfriamos en la nevera el bol y el batidor que vayamos a utilizar para montar las claras a punto de nieve. Precalentamos el horno a 200ºC y cubrimos el fondo de un molde redondo de 20cm (el mío era, además, de silicona) con papel de horno y untamos paredes y base con un ligera capa de margarina. Reservamos.
- Comenzamos batiendo la margarina con 120g de azúcar, la vainilla y la ralladura de limón durante 5-6 minutos o hasta que la mezcla blanquee y adquiera una consistencia cremosa.
- Añadimos las yemas de huevo, de una en una, procurando no añadir la siguiente hasta que la anterior no esté perfectamente integrada. Agregamos la almendra picada y batimos hasta que se reparta por toda la mezcla. A continuación, echamos el requesón, que habremos desmenuzado previamente con un tenedor, para facilitar su incorporación. Batimos hasta que se integre.
- Por otra parte, sacamos el batidor y el bol del frigorífico y batimos con ello las claras a punto de nieve con el azúcar en polvo restante (120g). Cuando las claras tengan la consistencia deseada, las añadimos a la mezcla anterior. Removemos con una espátula hasta que se integren.
- Vertemos la mezcla sobre el molde, igualamos la superficie con una espátula y espolvoreamos unas cuantas almendras en láminas. Horneamos 25 minutos a 200ºC. Transcurrido este tiempo, cubrimos el pastel con papel de aluminio y horneamos durante 20 minutos más. Dejamos enfriar toda una noche. Al día siguiente, desmoldamos y servimos.