Me encanta el pan recién hecho, pero muy pocas veces lo hago, porque amasar no siempre me sale bien. Una de mis hermanas que hace pan a menudo, me recomendó un producto de preparado de pan, con el que sólo añadiendo agua, teníamos una masa perfecta y proporcionada, así que me decidí a probarlo.
Me levanté temprano un domingo ( las 7:30 h. ) y me fui derecha a la cocina con la ilusión de tener mi pan listo para el desayuno. Cogí el preparado, lo vertí en un bol añadí el agua y me dispuse a amasar. ¡HORROR!, aunque me había enharinado las manos, aquello parecía uno de esos chicles pringosos que todos hemos tomado alguna vez.
Pero lo pero todavía estaba por llegar. Yo de por sí soy impaciente, y como he dicho fui directa a la cocina, salvo la visita obligatoria al baño, evidentemente, je, je, así que iba con un kimono que utilizo cuando me levanto por las mañanas. Siiiiii, un kimono con mangas anchas que se fueron "pringando" con el "blandiblu" que cubría la encimera.
No podía moverme, a cada movimiento, las mangas del kimono repartían cual aspas de molino ese pastiche por toda la cocina. Si hubiese podido coger la cámara os hubiese hecho una foto, pero aunque la pobre se llevó su parte de salpicadura, preferí que no sufriera más de la cuenta.
Así que el domingo madrugué para hacer una limpieza general en la cocina, je, je.
Al terminar me dije que por lo menos me merecía un buen dulce y como ya sabéis las tartas de queso y las de manzana son mis favoritas, así que me puse manos a la obra con este pastel de queso y frambuesas.
La empresa ECO-SALIM había depositado su confianza en nosotras enviándonos un surtido de sus productos para que los probásemos y como buenas amigas Nieves y yo nos repartimos la tarea.
En mis manos tenía un paquete de frambuesas deshidratadas. Por si no los conocéis, estos productos son ecológicos, biológicos y orgánicos. Proceden de agricultura ecológica exenta de pesticidas y herbicidas. No contienen sustancias químicas que modifiquen su aspecto o propiedades, de modo que aprovechan al máximo todos sus nutrientes y nos permite controlar los alimentos que ingerimos cada día, conociendo la repercusión que van a tener en nuestra salud.
Así que me puse manos a la obra con este sencillo pastel para el que necesitamos:
500 gr. de crema de queso
3 huevos
200 gr. de azúcar
50 gr. de Maizena
1 yogur
50 gr. de frambuesas deshidratadas.
Tenemos que ponemos todos los ingredientes menos las frambuesas en un bol y batimos con las varillas hasta que veamos la mezcla sin grumos. También podemos mezclar todo con cualquier robot de cocina. Cuando tengamos una masa homogénea, vertemos en un molde previamente engrasado o de silicona, que yo particularmente son los que mas utilizo porque no me dan problemas de desmoldado
Cubrimos con la mitad de las frambuesas.....
.....y ponemos la otra mitad con un poco de agua o licor para hidratarlas.
Horneamos durante 40' a 180º. Los tiempos pueden variar de un horno a otro, por lo que es recomendable pinchar en el centro con una brocheta y si esta sale húmeda dejar 5' más. Pasado este tiempo dejamos enfriar sobre una rejilla. Desmoldamos y decoramos con el resto de las frambuesas.
El pan lo compré en la panadería, pero tuve mi recompensa a esa mañana de domingo ajetreada con un trocito de este pastel de queso y frambuesa.
¿Te apetece probarlo?
Con esta receta participamos en el concurso "1ºCumpleblog de buen comer y algo más", cuya temática es la NAVIDAD.
Bon Appétit