Pathfinder abre una nueva serie de ciencia ficción del estupendo Orson Scott Card. En este primer libro el autor nos deleita con su buena prosa (anteriormente galardonada) y además logra desvelar cada misterio en su justo momento. En relación con esto último, al comienzo de cada capítulo dedica unos párrafos a contar una historia de un futuro bastante lejano en una nave espacial, algo que aparentemente no tiene nada que ver con el argumento principal de la obra, pero cuyo sentido se descubrirá al final, sorprendiendo incluso hasta a los lectores más exigentes. Si analizamos ahora a los personajes, hay que apuntar que todos ellos gozan de gran profundidad, dotando así a la historia de mayor complejidad. Además, el escritor, que muestra a través de la narración y los diálogos las luces y sombras de cada uno, cuenta de tal forma su historia personal que consigue que nos enamoremos hasta del peor y más vil, y es que hace que nos metamos en la mente de cada personaje y comprendamos muy bien sus motivaciones, acciones, reacciones y transformaciones. De hecho, confieso haberme identificado tanto con el joven Rigg como con todos los demás, tan humanos. Y tan bien construidos que incluso podrían convertirse en protagonistas de su propia novela. También me gustaría destacar la profusión de detalles, perfecta para dotar de verosimilitud a la historia en su contexto de fantasía épica, y el hecho de que todo tiene un porqué, todo está hilado y no existe ningún cabo suelto que estropee la trama. Y ahora, después de tantos halagos, toca el punto negativo, una advertencia sobre todo para los lectores más noveles: el argumento no es fácil de digerir, requiere tiempo y un poquito de cabeza. Pathfinder hace pensar y discurrir, y aunque no es un libro lento, sí es largo.