Hoy he vuelto a contemplar sus cuadros: increíble el ambiente que crean. Sin examinar ninguno en particular, cuando se sitúa uno entre las dos salas, se percibe su presencia fundiéndose en una realidad colosal. Como si aquellos colores me liberaran de una vez por todas de cualquier duda. la conciencia de aquel rojo, de aquel azul, su sencilla veracidad me educan; si me sitúo entre ellos con entera disponibilidad parece como si hicieran algo por mí. Se comprende también cada vez un poco mejor cuán necesario era rebasar el amor mismo; es natural amar cada una de estas cosas cuando se están haciendo; pero si esto se muestra, ya no está tan bien: esto se ve en lugar de decirlo.
Rainer Maria Rilke (1875-1926) de "Cartas sobre Cézanne"