PAUL SIGNAC
(París, 1863-id., 1935) Pintor francés. Inicialmente se alineó con los impresionistas, pero después de conocer a Georges Seurat en 1884 se adscribió, como artista y teórico, al neoimpresionismo o puntillismo. En sus obras plasmó sobre todo escenas marineras (puertos, veleros, faros), primero con un puntillismo estricto y después con un toque más amplio, proporcional a las dimensiones del cuadro. Son sus obras de estilo más libre, menos riguroso, las que revisten mayor interés y las que cautivaron de forman singular a Matisse. Dos cuadros, El palacio de los Papas y La entrada al puerto de La Rochelle, evidenciaron su creciente interés por la luz y los colores.
Procedente de una familia acomodada, Paul Signac pudo dedicarse casi enteramente a la pintura. Se formó en la École des Arts-Décoratifs de París (1882) y en un taller libre. En 1884 colaboró activamente en la creación de la Société des Artistes Indépendants (de la que en 1903 ejercería la vicepresidencia y en 1909 la presidencia) y en la fundación del Salon des Indépendants. Dos años más tarde participó en la IX Exposición Impresionista junto a Degas, Forain, Pissarro, Gauguin y Seurat.
Bajo el impulso de Seurat, Signac profundizó en la técnica puntillista, tomando como motivos las orillas del Sena y las costas mediterráneas. Formuló sus ideas estéticas en De Eugène Delacroix al Neoimpresionismo (1899). La obra es una defensa de los procedimientos técnicos adoptados por los pintores neoimpresionistas, escuela nacida oficialmente en 1886 de la que formaron parte, además de Signac, Georges Seurat (el fundador), Henry-Edmond Cross, Camille Pissarro, Maximilien Luce y Théo van Rysselberghe, pintores animados por la común aspiración de dar a sus telas el máximo de la luminosidad. Esta finalidad se busca por el uso de los colores puros no mezclados en la paleta, aunque yuxtapuestos en la tela de modo que vistos a distancia, fundiéndose en la retina ("mélange optique"), conserven el esplendor originario en el color derivado.
Tras la muerte de Seurat, Paul Signac se trasladó a Saint-Tropez, donde vivió hasta el año 1911. Fue un gran viajante y navegante a lo largo de su vida, y esta afición a viajar lo llevó desde La Rochelle a Marsella y desde Venecia a Constantinopla, viajes en los que pintaría principalmente temas marinos y que explicarían la gran cantidad de acuarelas presentes en su obra, además de su estilo tan particular, ágil y exacto. Su técnica dejó de ceñirse tan estrictamente a las reglas puntillistas, y evolucionó hacia un ensanchamiento de sus pinceladas.
A partir de 1913, Signac realizó largas estancias en Antibes, aunque siguió conservando su estudio de París. Además de paisajes y retratos, también pintó bodegones y algunas composiciones decorativas. En sus pinturas al óleo, Signac es voluntarioso y reflexivo; en cambio, en sus acuarelas desvela su sensibilidad y se expresa con entera libertad. El pintor jugó un papel muy considerable en la formación del grupo de neoimpresionistas; sirvió además de vínculo entre Pissarro, Seurat y los escritores simbolistas, y trabó amistad con pintores belgas que formaron un segundo grupo de neoimpresionistas.