¿Por qué se produce?
Altas dosis o tratamientos prolongados con los siguientes fármacos:
- Algunos antibióticos como la neomicina ( que posee la mayor capacidad cocleotóxica entre los antibióticos), la kanamicina y la amikacina (cuyo potencial tóxico es similar al de la neomicina).
- La viomicina, la gentamicina y la tobramicina tienen potencial tóxico sobre la cóclea y el aparato vestibular, por lo que sus efectos nocivos no afectan solamente a la audición sino también al equilibrio, provocando mareos y vértigo.
- La vancomicina produce pérdidas auditivas, principalmente si la persona padece además insuficiencia renal.
- Las dosis muy elevadas de salicilatos (por ejemplo aspirina) producen pérdida de la capacidad auditiva y acúfenos, aunque generalmente son reversibles.
- Algunos diuréticos como el ácido etacrínico ( que puede producir sordera profunda no reversible) y la furosemida (cuyos efectos pueden ser transitorios o permanentes). Ambos fármacos tienen efectos ototóxicos si se administran en personas con insuficiencia renal que siguen un tratamiento simultáneo con aminoglucósidos.
- Se produce por el consumo prolongado o de dosis elevadas de medicamentos. Además se ve facilitado por alteraciones renales ya que casi todos los fármacos ototóxicos se eliminan por vía renal, de modo que si existe alguna alteración los fármacos se acumulan hasta niveles tóxicos.
¿Qué síntomas aparecen?
Con el consumo de medicamentos ototóxicos tienen lugar los siguientes síntomas:
- El principal es la pérdida de audición. Dependiendo del medicamento la sordera puede ser total o parcial, reversible o no.
- Pueden aparecer acúfenos que también serán de mayor o menor intensidad dependiendo del fármaco.
- Los trastornos vestibulares aparecerán con el consumo de aquellos fármacos que sean vestibulotóxicos, apareciendo mareos, vértigo, dificultad para mantener el equilibrio e incluso problemas de deambulación.
¿Cómo se diagnostica?
Para el diagnóstico del problema puede ser suficiente con la clínica que presente el paciente, ya que el profesional debe estar informado de la medicación que esa persona está tomando en el momento de aparición de los síntomas y sabrá que éstos pueden ser consecuencia de dicha medicación. Por este motivo es importantísimo que siempre se le diga al doctor qué medicamentos se consumen y desde cuándo se están tomando.
En caso de que el profesional necesite asegurarse de que el problema radica en la medicación que se toma, pedirá una analítica sanguínea para comprobar si la concentración del fármaco en sangre es normal o se encuentra en niveles elevados.
¿Cómo se trata?
Ante un trastorno de la audición inducido por medicamentos la medida más oportuna es el cese inmediato de la administración del fármaco. Si se realiza a tiempo el problema puede remitir, pero en ocasiones el trastorno es irreversible e incluso progresivo (es decir sigue agravándose a pesar de haber interrumpido el consumo).
Por tanto para no tener que sufrir secuelas o acabar con sordera profunda y permanente la mejor medida es la prevención, evitar el consumo de los medicamentos ototóxicos.
En circunstancias en las que sea inevitable la administración del fármaco, el médico deberá realizar un perfecto seguimiento y mantener el máximo control de la evolución del caso para interrumpir el tratamiento ante indicios de alteración auditiva.
¿Cómo puedo evitarlo?
Se debe procurar evitar el consumo prolongado y las dosis elevadas de medicamentos, o administrarlos bajo estricto control médico. Todos los medicamentos que se tomen deberán haber sido indicados por el médico.
Aunque se trate de fármacos que no requieran receta médica para ser adquiridos no se debe nunca abusar de ellos y es necesario informar al médico de su consumo.
Ante la aparición de pérdida auditiva, acúfenos, mareos, vértigo o cualquier síntoma anormal que se produzca durante el tratamiento con fármacos es de vital importancia acudir a consulta porque puede tratarse de una sordera inducida por el medicamento. Con suerte pueden ser síntomas transitorios pero también puede tratarse de sordera profunda o de síntomas irreversibles.