Europa es alérgica a los perfumes
¿Es cierto que las reformulaciones han marcado el fin del perfumería como arte? ¿Esta profecía no haría más que crear adeptos? Comencemos por el principio.
Desde 1978, la Directiva principal de los Cosméticos (nombrada aquí como Directiva simplemente), decretada por la Comisión Europea (CE), limita o prohíbe el empleo de materias naturales o sintéticas que se estimen peligrosas o tóxicas para la salud del consumidor. Para Bruselas, el perfume es un producto cosmético con el mismo estatus que tiene una crema para la cara, un pintalabios, un depilatorio o un champú.
Al principio, esta Directiva limitaba primordialmente los ensayos con animales. Pero, en los años 90, unos dermatólogos nórdicos realizan una clasificación sobre las manifestaciones alérgicas de la piel, en la cual los perfumes se encuentran en segunda posición, después del níquel. Estos médicos movilizan a los parlamentarios y a las asociaciones de consumidores de la CE. La utilización del metal se limita. Las alergias bajan. Con la seguridad que este éxito les ha proporcionado, estos mismos dermatólogos inician su acción “anti-perfumes” en Bruselas. Al fines de 1999, el Comité científico de la seguridad de los consumidores (CSSC), que proporciona alertas científicas a la CE sobre todos aquellos riesgos que puedan existir para la salud y la seguridad de los consumidores en relación a productos del sector no alimentario, redacta una lista de 26 alérgenos.
“La Comisión nos ha pedido presentar datos irrefutables, con una plazo de entrega fijado, contradiciendo las de sus expertos de la CSSC, a menudo demasiado rígidas, describe Jean-Pierre Houri, director general de la IFRA. Por lo general, el problema radicaba en que querían que les diéramos a conocer el nivel de utilización avanzada de ciertos ingredientes, ya redactados por esos expertos.” La IFRA no se preparó a tiempo. “Pero ha reservado la la lección y el programa científico se ha intensificado y acelerado”, asegura éste último.
Francis Thibaudeau, director adjunto del Departamento de la firma de perfumería Robertet, deplora: “Cuando se nos ha atacado sobre el tema de los alérgenos, la IFRA iba con retraso. Las bases de datos de RIFM concernientes a los aceites esenciales, no valían en aquel tiempo; no habían sido actualizadas. “ (Leer abajo la lista IFRA)
A la falta de preparación de la IFRA se le añade la desunión en las federaciones cosméticas europeas y americanas. No han sabido ponerse de acuerdo a fin de actuar.
Por aquellas fechas, la UE tiene además el tema del perfume entre ceja y ceja. En 1999 vota por un crédito de investigación de 3 millones de euros, destinado a expertos, para un proyecto llamado “Los ingredientes en perfumería, el riesgo más importante para el medioambiente y para la salud de los consumidores europeos”. La industria de la perfumería intervino para que se le quitaran las palabras “más importante”, tomado como un “abuso manifiesto del lenguaje” si lo comparamos con la polución del agua, del aire, del tabaquismo, etc.
Victoria de los expertos en 2002: esta lista de alérgenos se transforma en legislación europea en el cuadro de la 7ª enmienda de la Directiva cosmética. Pero, el 90% de las 300 materias primas naturales utilizadas en perfumería ¡contienen al menos uno de estos 26 alérgenos! Más precisamente, 19 d estos alérgenos son de origen natural. Esta lista por supuesto ha sido criticada por profesionales de los olores. “El aceite esencial de la naranja está en la lista de estos 26 alérgenos”, se rebela Francis Thibaudeau, también presidente de la Federación europea de los aceites esenciales. Pero se estima que serían necesarias 400 pulverizaciones seguidas sobre de su colonia favorita en su mano para obtener el equivalente de lo que se consigue simplemente…. pelando una naranja. !Pues vaya un peligro!”
Extrañamente, esta Directiva asimila un aceite esencial a una mezcla de sustancias químicas, o no a una única entidad. Lo cual no es una incidencia. Jacques Masraff, perfumista independiente genovés , que no utiliza más que sustancias naturales, explica: “Los test científicos no se hacen con la esencia completa, solamente con el tramo potencialmente alérgeno. Lo mismo que los muelles de un colchón: son peligrosos si uno se siente sobre ellos directamente, pero cuando están cubiertos de espuma y telas, el peligro desaparece. Espero que todo esto cambie.”
Extraído de LeTemps.ch
CONTIUARÁ
Artículo de Véronique Hayoun
traducción: Carmen Garrido
Imágenes:
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Agradecimiento: Andy Tauer
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