Los dos libertadores, el del Norte y el del Sur conferenciaron a solas, sin la presencia de testigos, por lo que desde un primer momento, al escribir la Historia, se acudió a fuentes indirectas o suposiciones o comentarios posteriores de los Jefes reunidos para comprender el contenido de dicha entrevista. Lo cierto es que, la noche del 27 de julio de 1822, Bolívar agasajó a San Martín con un banquete. A mitad del mismo, y bajo un estricto secreto de todo lo conversado, tal cual lo convenido, San Martín se retiró hacia el muelle, y se embarcó hacia el Perú, dejando en manos de Bolívar parte de su ejército.
Más allá de la desinteligencia de la entrevista, a la que algunos historiadores otorgaron la calidad de triunfo del ideal bolivariano, la historia ha demostrado que la misma no causó ningún mal a la gesta, fue un momento de pasiones encontradas, que no pasó a mayores. Lo cierto es que, ambos próceres sacrificaron sus vidas cumpliendo una ingente misión. En el decir del historiador argentino, Horacio Juan Cuccorese (1921-1990): Lo esencial, lo que sobrevive a la entrevista, es que San Martín y Bolívar, transitando por caminos distintos, se aúnan y armonizan en el amor por la libertad de la América independiente. Ambos sacrificaron sus vidas cumpliendo una misión inmanente. Merecen, juntos, la gloria histórica y, naturalmente, nuestra admiración y respeto.
La Entrevista de GuayaquilLa famosa entrevista que tuvo acabo en Guayaquil el 26 de julio de 1822, entre dos héroes de la independencia sudamericana: San Martín y Bolívar, siempre dejó un manto de misterio sobre las conversaciones que mantuvieron ambos generales en dicha ciudad del actual Ecuador. Así, se nos enseñó de chicos y aprendimos algo más en la Secundaria y en la Universidad. Por lo menos los argentinos hemos sido conscientes de lo controvertido del tema según sea analizado por uno u otro grupo de historiadores.